viernes, 19 de diciembre de 2008

Agent of Chaos

Look what I have done to this city with a few drums of gas and a couple bullets. Nobody panics when the expected people get killed. Nobody panics when things go according to plan, even if the plans are horrifying. If I tell the press that tomorrow a gangbanger will get shot, or a truckload of soldiers will get blown up, nobody panics. But when I say one little old mayor will die, everyone loses their minds! Introduce a little anarchy, you upset the established order, and everything becomes chaos.
I am an agent of chaos. And you know the thing about chaos, Harvey? It’s fair.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Esos fines de semana que llueve... Vol II

Las gotitas son esos pequeños seres inanimados pero con capacidad de movimiento, que cuelgan de las barandillas y tomán el color de ellas, apoderándose de parte de su alma. ¡Ojo!, pueden pasar desapercibidas para ojos de sapo y mentes urbanas de esas que mucho mirán, pero poco ven. Por eso les atropella el pragmatismo en días de lluvia , pasean con paraguas para refugiarse y siempre pisan la baldosa suelta del suelo que salpica rauda el cemento de la ciudad, y sus pantalones. Alguien, debería decirles que los libros de poesía no se mojan cuando llueve, y que si se lleva sombrero el agua no cala las ideas ni oxida el metal de los recuerdos. Desde los tejados del barrio de las letras se desprenden con la suavidad de una tarde de mayo. En Lavapies caen más fuerte, como si fuese completamente diciembre. En Atocha eran de un gris que sabía a melancolía de nómada desterrado, y todo lo contrarío en San Bernardo, eran verdes en las hojas y adquirían el color del fruto al que besaban. Los recuerdos tomán mil formas y colores, son camaleónicos y se adaptan al tiempo, las gotitas, por otra parte, son fieles a las leyes de la naturaleza en el barrio de Tetuán, no muy distintas a las del resto del planeta, y forman imágenes concéntricas regidas por Pi y por el número aureo, ese que hace tan perfecta la materia, y tan aterradora la existencia.
Por supuesto toda ese esplendor y su belleza, no está al alcance de la vista, hay que buscarla, por ejemplo entre la breve fracción de 1/250 segundos, y el leve temblor del pulso que piensa en su destino, mientras apreta un botón, y decide.

Cada vez que llueve recuerdo porque me gusta tanto lo que veo, caen recuerdos de allá dónde me han visto empapado, con una mochila a hombros, con las gafas goteadas y calado hasta los huesos, sonriendo como un idiota con la boca abierta, y olos ojos cerrados. En Madrid ayer llovió como no has visto nunca, como nunca nadie pudo ver, en Tetuán ayer goteaba lenta la decisión que hoy aún moja mis labios de cerveza. Escurridiza.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Esos fines de semana que llueve...

Se hacen largos los coletazos de la aguja corta del reloj, el tiempo pasa al ritmo de las gordas nubes grises que escupen sobre los perros olvidados. Terminé el libro que busque durante un año y medio, en quince días, ¿y ahora qué?. Película de media mañana, El Experimento, una gran reflexión sobre el comportamiento humano en una situación ficticia dónde el poder puede hacer perder el control de la mente. Era pronto, comida rápida y sesión de tarde, Gomorra, basada en el libro de Saviano, tan de moda. Es curioso, para un escritor es un camino más rápido a la fama que te amenace de muerte la Camorra, que ganar cualquier premio, a excepción del Cervantes, el Nadal y tres más. Es interesante ver que la Mafia italiana no sólo es la familia Corleone, y quizás entenderemos la mierda que hay metida en Nápoles, ese veneno dentro y fuera de la tierra, y porqué si alquilas un coche en Italia, el seguro no te cubrirá lo que ocurra en la Campania. Señores, esta gente a matado más personas allí que cualquier banda terrorista en Europa. Necesitaba algo más para este día, y me ha parecido leer... mayo del 68, me gusta. La película es The dreamers, Soñadores, de Bertolucci. Tres jóvenes, dos de ellos chico y chica, siameses y un tercero, estudiante amerícano en plena primavera de París. Transfondo erótico sin más, pero lo interesante es que se juntan tres cinéfilos en un mismo piso y de ahí salen deliciosas imágenes de cine clásico y un grupo más que lográ batir el record de 9'45'' en atravesar el Louvre corriendo, a lo Bande à part, el film de Godard. En fín, francamente me encanto esta tarde con cinéfilos. Y además suena Dylan de fondo...
Terminas el días, que casi no tienes tiempo ni de mirarte al espejo.
Dibujo: Pelu
Foto y retoque: Ander

domingo, 23 de noviembre de 2008

Cojeando por Toledo

Aún recuerdo la luz del sol colarse entre los ojos tristes del puente, era cálida y silbaba, se enroscaba a mi cuerpo mientras miraba la ciudad, y traía con ella las fragancias de un sábado de noviembre, los recuerdos en forma de castañas asadas y de espadas clavadas entre la piedra medieval de algún monasterio casi olvidado. Cómo las escalofriantes gárgolas de San Juan de los Reyes, que aún inertes causan miedo, así me sientan tus labios en la distancia, incluso a través del objetivo de una cámara capaz de engañar la realidad más aún de lo que tu lo hacías, tiemblo cuando miro arriba y sólo encuentro el viento girando en círculos alrededor de aquellos bichos infernales, sin atreverse a tocarlos.
Recuerdo el sol impactar contra una de esas pequeñas columnas rodeadas de cadenas oxidadas armoniosamente desordenadas. Mi pierna estaba detrás y, cuando la miré, tube la sensación de que la sombra comenzaba a subir por toda ella rápidamente y me mantenía inmovil, impávido y desconcertantemente, agusto.
No recuerdo mucho más hasta de lo que paso hasta que se encendieron los ojos de Toledo. Para entonces aún se veían los colores de Zocodover y los noctámbulos sólo eran sonámbulos que paseaban bajo los soportales, haciendo zigzag entre las columnas huyendo escaleras abajo hacia el antiguo Hospital de Santa Cruz, perdiendose entre silbidos de balas de otros tiempos. Y los ví también espiarme a través de celosías de madera apolillada, en la oscura y estrecha Alfileritos, en busca de un duelo a muerte. Sabía que estaban allí, pero me sentía más vivo que nunca portador del farol y de una larguísima tizona bajo la capa, esperando el concierto del gran Quique en el Círculo donde la magia continuaba entre arcos de herradura bañados por tenues luces rojiazules, en aquella mezquita donde oí "Quedó algo de nosotros en esos lugares..." tenía razón, pero también quedó algo de esos lugares en nosotos, de esos momentos en que distraido en medio de tres acordes tristes de guitarra y unas lentas notas de un piano, tarareaba inconsciente, de memoria, aquellos versos que sonaban a Montero... "Llévame a ver salir el sol/desde todos los portales de la luna/llévame al puerto y al malecón/cuando el cielo se nos llene de gaviotas/Alumbrando las calles oscuras/todas las estrellas que hoy durmieron solas/(desde el rompeolas me acuerdo de ti)" traguito de Ron. El alcohol araña la garganta, pero se sirve frío en el Rompeolas, con dos hielos, por eso voy allí, a recordarte supongo, o a estrellarme de nuevo con la realidad de dos cubitos y un vaso ancho vacío con una rodaja de naranja en el fondo.

Mucha gente piensa que un recuerdo es sólo una imagén, un nombre y una fecha. Se olvidán quizás, porque no saben, tal vez, fotografiar los sabores, los olores, las leyendas, el sonido, Toledo es mazapán, azahar, incienso, es el hombre de Palo, los colores de Zocodover, las farolas encendidas en callejuelas apagadas, el fluir de un Tajo juguetón entre Alcántara y San Martín. Toledo es un lienzo mitad tierra mitad cielo con una pasarela que se abre cada noche, cuando el día cierra y las mil lunas revelan las caras de las almas vagabundeantes camino de la Boite de Garcilaso, en busca de eso que queda también tras el cigarrillo, ceniza y oscuridad.

Toledo es una lamparilla de aceite, ese líquido que tiene dentro, hace que salga luz por las noches.

domingo, 26 de octubre de 2008

malditos animales

Al final,
poco más que cucarachas quedan
tras la bomba atómica de tus besos.
Explosiones,
capaces de matarme mil veces,
si no me estallan en la boca.

Por eso odio estos bichos, como las hormigas
capaces de sostener diez veces su peso,
como sostiene la memoria al rastro del olvido
cuando sólo queda olor
a decadencia barata
y olvidarte sale caro,
porque no hay billete que arda en la llama de tu ausencia,
ni empapado
en el dulce ron de tus recuerdos.

Ander.

miércoles, 15 de octubre de 2008

wOrKiNg On...

A little place in things i'm working on. Taking it easy...

Algo de volátil en los cirros le recordaba su sonrisa. Se pasaba horas mirando al cielo tardes como aquella, oliendo el viento sin rumbo cargado de fragancias otoñales capaz de modificar la silueta almidonada de las nubes o el leve curso de su vida, una vida nómada de emociones, de recuerdos, de amores olvidados que aparecían con caras puestas en el tenue gris, telón de aquel sol en decadencia. [...]

Los estratos, sin saber muy bien porqué, le traían los recuerdos de añorados viajes de su juventud, de los amaneceres acá y los crepúsculos allá, o más allá que importaba en aquel mundo que entonces, le parecía tan pequeño. No sería capaz de explicar que ha cambiado desde entonces, quizás el trabajo, la familia que nunca tuvo, o simplemente la dureza de una vida que sumaba pérdidas a cuentagotas. No contaba con las nuevas almas porque nunca las tuvo, nunca supo lo que era ser padre, ni tan siquiera tío o algo parecido que fuese una figura capaz de ofrecer cariño a alguien. Se había convertido ya en un organismo unicelular que reptaba por la vida y que algún día terminaría por convertirse en un trilobite más, ni siquiera una pieza de museo, simplemente uno más de los que se amontonan en las cajas de los bajos del British museum. La vida por tanto para él sólo significaba derrotas, era la prueba irrefutable de la teoría de la evolución de Darwin, sólo los más fuertes sobrevivirían, y él desde luego, no era uno de ellos. Pero sin embargo, seguía en pie. [...]

La primera vez que intentó tocarla, vio como su mano se desvanecía al contacto con su piel. Había recorrido cada centímetro de su cuerpo, acariciado sus labios, probado su lengua, pero todo se repetía en cuanto ella se quitaba la camiseta y le miraba. El mismo diablo sentía entonces envidia de ellos, les quitaba el control de sí mismos, se apoderaba de sus almas y les hacía los mejores amantes. El parecía un Montesco, soltando sutiles versos, ella se movía como las manos del gran Novecento, acariciando el piano en medio del Atlántico, y la luz de la ciudad les veía besarse con el olor a fósforo diluido tras el humo de un cigarro, difuminado entre los acordes de Django Reinhardt, o una breve excursión por la rue de la Huchette, junto al boulevard de St.Germain, para ver teatro desde la cama. O simplemente, terminar contando una y otra vez los dedos de sus pies.

Pedacito de "Eighteen hundred and froze to death".

martes, 7 de octubre de 2008

Ninfómanos insconstantes.

Te creo, aunque tal vez casi nada de esta historia ocurrió. Sólo sé que tuvo lugar en mi memoria y que eso, la hace cada día más real. Seguimos venciendo al olvido, degustando las telarañas del pasado que cada día envuelven recuerdos más y más apetitosos, a los que no es necesario adormilar con sustancias venenosas, pues ya es en si el olvido cianuro potente, para deshacerse del presente.
Según la física cuántica se puede abolir el pasado o, peor todavía,cambiarlo. No me interesa eliminar y mucho menos cambiar mi pasado. Lo que necesito es una máquina del tiempo para vivirlo de nuevo. Esa máquina es la memoria. Gracias a ella puedo volver a vivir ese tiempo infeliz, feliz a veces. Pero, para suerte o desgracia, sólo puedo vivirlo en una sola dimensión, la del recuerdo. El intangible conocimiento (todo lo que yo sé de ella) puede cambiar algo tan concreto como el pasado en que ella vivió. Una canción contemporánea parece decirlo mejor que yo: «Cuando el inmóvil objeto que soy / encuentra esa fuerza irresistible que es ella». Los fotones pueden negar el pasado, pero siempre se proyectan sobre una pantalla –en este caso este libro. La única virtud que tiene mi historia es que de veras ocurrió. [...]

La vida es un prêt-à-porter si prêt es una abreviatura de pretérito. El Lector puede, si quiere, creer que nada ocurrió o que esta historia del periodista pobre y su hallazgo nunca tuvo lugar –excepto, claro, en mi memoria.

G.Cabrera Infante.

lunes, 11 de agosto de 2008

Entre meandros, Somosierra y Guadarrama.

Era un día donde el calor se pegaba hasta a los ojos. La ola sahariana estaba golpeando las murallas centenarias, achicharrando las hierbas crecidas entre las rocas, sontenidas en vertical, asidas por el paso del tiempo, olvidadas, en la cara externa del muro que un día protegió sarracenos, cuando entonces era Beg-Tareko.

Los meandros enrroscaban la fortaleza como lo hacían en tiempos de D.Iñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, como lo hacían cuando llegaban las crecidas del río y el pueblo sólo contaba, lentamente, ciento treinta y tres vecinos y treinta y dos viudas. Resistió entonces, como lo hizo después al incendio del ejército francés batido ya en retirada de Bailén, o a los bombardeos de la Guerra Civil que diezmaron los muros de la casa-hospital, pero no pudieron con la muralla, ni con el silencio aún imperturbado, por la masa madrileña.
El viento ígneo ondeaba una vieja cortina ennegrecida, y se colaba entre los cristales rotos, seguramente apedreados, por el leve fluir del tiempo, por el rápido venir del olvido. Por entre las hojas juguetonas de un pino encorvado se filtraba entremezclado con la tarde, un tenue silbido afinado, camino de un hueco amarillo, vacío de una letra caída, con una silueta en gris polvo, que un día escribió mañanas de vino después de misa, tardes de boda, y noches de fiesta, allá en junio, cuando los quintos se hacían los dueños del pueblo, para deleite de los mozos, para bailar con Almudena, con Maria Almudena como decía Don Antonio, el párroco, para meterle mano si se dejaba y para vivir con ella en el pueblo, para siempre, si me dejaba. Antés no había que ir a Madrid a ganarse la vida.


Claro que tampoco esta bien vivir toda tu vida rodeado de muros, aunque sinceramente me pregunto que son los pasaportes, que significan sus sellos multicolores que pueblan mis páginas y mis sueños desde hace varios años. Esos, que indican el paso por fronteras que casi nunca existen, que son pura política, que son lineas en un mapa, que es el valle este de acá, que es este río, que es esa acera de enfrente, que es este punto indeterminado. Alguien dice que aquí donde antes crecía el romero es ahora parte de la frontera entre tu y yo, y nos separa, a ti y a mi que todas las tardes corríamos a casa juntos tras el balón que no lográbamos apañar a tu hermano, cada día, al salir de la escuela. ¿No son esos muros invisibles los que quedán aún en pie casi diecinueve años después de la caida del Berliner Mauer? ¿Qué hemos aprendido pues? La política es el opio del pueblo. Otro opio del pueblo, más bien.

En la iglesia, el mismo Jesucristo de siempre, con la misma cara de tristeza, clavado a la misma cruz, me hizo suponer que nada ha cambiado.

martes, 29 de julio de 2008

La aburrida espera de un gondolero.

Ulises nunca quiso llegar a Ítaca. Era aburrida, como la insoportable espera en pleno desierto de los Tártaros, como la espera de un gondolero impaciente sin enganchar el remo a la forcola, sin la llegada de un nuevo juego de letras, desordenadas a la vista y marcadas en un mapa con boligráfo, sobre el salpicadero de un coche sumergido en pleno atasco esperando nuevamente, llegar al lugar donde regreso algún día impar. Tiene nombre de cuento, Ningunaparte.
Lo jodido no es volver, lo dificil es no saber cuando volveras a irte, es mirar atrás y ver ya, los latigazos sangrantes de los recuerdos de los atardeceres buscando la península desde fuera, de los paseos entre muros iluminados en Dubrovnik dónde las farolas de las estrechas callejuelas se balancéan al antojo del viento sureste entrante desde Korkula, opuesto al temido Bora, viajero como su Marco Polo, viajero, distinto en cada rosa, distinto en cada tierra. Cuando volverán los acordes de aquella guitarra, zigzagueantes, entre los soportales penetrados por los ritmos de una balcánica voz desgarrada, de una melancólica canción croata, en un acústico improvisado, para un público selecto y boquiabierto. Tres personas golpeadas por la brisa, que penetra sonora por la costa de Split, y golpea en el paseo, contra las viejas paredes del Palacio de Diocleciano, construido allá por el siglo III d.C.

Pero era de cuento aquél atardecer en Zadar, dónde todo olía a ozono y los músicos corrían de la lluvia de risas envueltas en cerveza, sentados bajo un toldo impermeable a los temas de trabajo y demás frivolidades, que sólo dejó caer la noche y salir el sol para mandar a los camareros a casa antes de salir, después del jefe, del último bar viviente a primera hora del día en la costa de Dalmacia con la nublosa silueta de las islas que envuelven toda la costa más allá de Vodice y de Trogir.
Lo jodido es reir en Mostar y no, decir que te robarón en en el metro de Madrid, o que qué caro es París, lo jodido es no ver parques con niños y columpios y verlos a todos ellos sustituidos por tumbas que rezán, esculpidas a balazos, los dígitos de aquel año maldito. Oigo los balazos en mi cabeza y veo sus ojos, en cuanto cierro los míos.
No todo es tan reluciente por allí como el agua turquesa de Plitvice, dónde los árboles se posán en el fondo con la sutileza de un Tango de Ástor Piazzola, caídos por la erosión de la piedra calcarea provocada por la fuerza de cascadas por dónde fluye el agua tan rápida como los minutos de cualquier hora de cualquier día de la vida. Bosnia no es Croacia, la gente es más fría y la ciudad se viste de negro cuando la plegaria entonada por un moetzín desde el minarete más cercano al puente, resuena puntual para el cuarto rezo, silbando entre los hierros oxidados de un canalón agujereado algún día, por un calibre 5,56 mm que una rata loca inconsciente e inmunda, disparó contra la esquina oeste del puente, matando a Ibrahim, que regresaba corriendo, asustado por el ruido de los disparos a la altura de su casa. Aquél día seguramente, aniquilaron por completo también a su familia. - Don't Forget -, dice ahora allí un cartel, unas letras negras, justo detrás del famélico gato blanco, en el momento en el que disparo mi foto contra el animal asentado sobre sus cuatro extremidades, siempre alerta, cabeza arriba, oteante, silencioso, escudriñando la triste atmósfera de un día grís en el corazón de los Balcanes, como tantos otros fueron.
Kusturica me vino en aquel momento, pero ahora el negro olía a viuda y a felinos desgarrados en una ciudad que llora ausencias a escondidas, entre viajeros sobrecogidos en busca de esa verdad, casi siempre distorsionada por los kilómetros, llamados medios, de esa prueba que la vista siente como se siente una caricia en la espalda, escalofriante, como se siente en la piel la lluvia tormentosa de una tarde veraniega.


Aún nos quedaban los últimos coletazos del viaje, lo que podría ser seguir los pasos de Joyce, sin saberlo. Es decir, atardecer ensimismado mirando al mar entre los arcos agrietados de un anfiteatro lindante a la costa, al sur de Istria, en una pequeña ciudad llamada Pula, donde James fue profesor de inglés algún tiempo, dividido siempre con Trieste, nuestro último destino, al otro lado de la frontera eslocaca, ya en tierra Italiana, dónde todos los barcos atracan, dónde se bebe café bañado en alcohol, en mondas de naranja con clavo incrustado, caliente, y en vaso de champagne abierto, al fondo del golfo, en la ciudad de las mil caras.



La vuelta me mira desde ayer, con ojos tristes y lágrimas de impotencia, la vuelta mira sin ojos y es cruel a veces, siempre, la vuelta sabe a último cigarro, a última canción y a último beso, la vuelta es pirata y oculta tras un parche su reflejo en el retrovisor de un Fiat que parte en dirección opuesta o en el espejo de una tienda del aeropuerto, a la espera de un vuelo que sale con retraso, tarde, mal y nunca.

Ulises nunca debió llegar a Ítaca.

domingo, 13 de julio de 2008

PHE08 Y CÁMARA ABIERTA 2.0: EL LUGAR DEL INTERNAUTA

http://www.flickr.com/photos/22596508@N04/2175035429/sizes/l/in/set-72157603657356720/

Siempre hay algo tras las flores. Hoy he salido de jardín en jardín en jardín en Madrid para ir robando un pedazo de tí por cada esquina. No robo pétalos marchitados, no quiero puas que no pinchen, no quiero rosas, pero tú siempre, apareces tras de una pensativa y sin mirarme, envuelta en esa fragancia, mitad verano, mitad tú.

domingo, 29 de junio de 2008

De Benjamín a Primera.

Primero erán bolas de hilos, latas de coca-cola, piedras, papeles, pelotas de tenis, chaquetas de chandal, patios, horas de recreo, actividades extraescolares, finales, derrotas, amigos, viajes, autobuses, maletas, alguna victoria, algún gol y todo, remontadas, penaltis, faltas que no eran, arbitrajes de recuerdo, ascensos de película, veranos memorables de baños en las duchas, de cenas de equipo, y borracheras de campeonato. Celebraciones interiores, y alegrías exteriores, baños de multitudes, y baños en fuentes, se puede ganar, se puede perder, pero hay que ilusionar, y eso ya lo habeis hecho. Me acuerdo ahora de todos aquellos que vibraron conmigo jugando o viendo un partido de fútbol, la remontada a Yugoslavia o el día que perdimo 8-7 el veranote después de ir ganando 4-0 al descanso, esas cosas que se dicen en el vestuario, esas cosas que pasan en el campo, o esas birras que se brindan con amigos y se beben en los bares, por ellos. Y un día juegas bien, y metes un gol, y te apetece dedicárselo a un recuerdo, y ojala, que hoy sea la noche de los recuerdos, hoy podemos marcar todos, porque hoy jugamos todos, hoy es el día dónde puedes hacer el tiro del águila y meterle un gol a Benji, o simplemente levantar el cuello de la camiseta, mirar al portero, y gritar aquel Au Revoir con voz de demonio alado, antes de chutar y atravesarlo. Yo ya se a quien voy a dedicar mi gol.

jueves, 26 de junio de 2008

Joseph Cartaphilus

Cuando se acerca el fin, ya no quedan imágenes del recuerdo, sólo quedan palabras. Sugerente empezar, ¿ verdad ?. No es mío, es de Borges. Curioso cuando te encuentras sacando fotos borrosas por las calles de Madrid, y acabas en La casa encendida, que es además de un céntrico reducto el título de una obra de Luis Rosales, leyendo frases colgadas en sus paredes, que cobran luz al atardecer y te envuelven, si se puede más aún, en una cálida atmósfera deimágenes-delibros-defrases, de encontrarse sin quedar, de darle al Zoom, trescientos milimetros, enfocar, y fotografiar los sonidos afro-rioplatenses de un candombe en pleno San Telmo, de pensar en Tanger, en el Praha de Kafka, en el reflejo de su obra en El ángel exterminador de Buñuel, o en el lento transcurrir de la horas, en pleno desierto de los Tártaros, esperando a que la nada, resuelva una situación absurda, y la nada no llega, pero tu sabes que algún día, llegará. La nada es lo único que se salva de la hoguera de San Juan. Puede arder aquella postal con su dedo señalando mis ojos, con mis ojos señalando sus labios, aquella que terminó sacada por dos manos de dos cuerpos que eran uno, aunque la foto saco dos, y venía con sello de un país dónde a veces, sale el sol durante el día. Ardería el libro de poemas inacabados, ardería hasta Paul Éluard incluso, Cartaphilus, el gran Max Estrella, arderían las anotaciones de Harry Haller o las cenizas de Juana de Arco, y ni tápado por veintemil copias de El codigo Da Vinci se libraría de arder Pedro Páramo si alguien cometiera la injusticia de arrojarlo al fuego del olvido con la compañía de tan triste lacayo. ¿Has visto arder a la nada?. No lo creo, la nada no arde, sólo aparece con ojos tristes tras árboles derribados o desliza sus dedos, uno a uno, por entre las rendijas de una alcantarilla, minutos después de la tormenta, cuando las colillas se acumulan atascando el agua, que se vuelve sucia y triste, del mismísimo color de los recuerdos. La nada existe, claro que sí, podríamos probarlo por Reductio ad absurdum, recurrir a las matemárticas, sacar el teorema, el corolario, la conjetura, la demostración, publicarla, leerla, entenderla, bueno..eso no, pero lo que quiero decir es que no se puede probar, no se trata de eso, no se descubre, te descubre ella a ti y ese día, estarás solo. Pero no te equivoques, la nada también esta llena de frases increibles, de frasés que son por si solas libros enteros que esconden palabras tras cada una de sus letras, que muestran comodines marcados, que ofrecen pistas, sobre la descomposición porcentual exacta de 100mg de Vida. La vida, es como el Todo que en pequeñas dosis ayuda a combatir a la Nada pero, también, esta hecha de sustancias indefinidas que se van degradando como el chicle. La propia existencia no es más que una goma de mascar que hay que terminar escupiendo. Sugerente terminar, ¿ verdad ?. No es mío, es de Martínez Oria.

domingo, 8 de junio de 2008



La noche del cazador un presa que elegir
avería y redención para ponerlo todo en la canción
contarlo todo sin decir cómo pasó
es imposible no entenderlo
algo de autodestrucción
y una pizca de placer
kilos de insatisfacción y una oreja mas que conquistar
alguna mueca una sonrisa de pavor
hemos llegado hasta la puerta
una etapa con dos puertos de montaña el corredor de fondo sabe superar
el contratiempo es juez y parte
el propio tiempo es arte y hasta nos podría ayudar
es imposible no entederlo, lucha en el barro como en una peli,
rocco sigfredi es siempre otro
me contaron una vez
que hoy el lujo en Nueva York, ya no es lo que era ayer
hoy cualquiera podría tener
alguna marca que distinga donde está,
por eso ya nunca sabemos quién es quién cuando es discreto
un aplauso americano
poco a poco va empezando el rock que siempre es lo mejor
el corredor de fondo sabe "el tiempo es sólo una ilusión y algunas veces la jugó"
con más burbujas que un anuncio de champán
hemos llegado hasta la puerta
es imposible no entenderlo ahora ummm ummm ahora ahora ahora

Ivan Ferreiro - Rocco Sigfredi

domingo, 1 de junio de 2008

Atardece en el olimpo.

Y en el medio lluvia. O un feo tosido de fumador compulsivo.

La cena del finde pasado fue algo tranquilo en Tetuán, aunque acabo siendo multitudinaria. Compramos para los tres de casa, pero desde primera hora fue llegando gente inesperada. Primero apareció Ella con una botella de vino, y antés que he hubiese llegado arriba, abajo ya timbraba Dizzie. Pusimos la plancha a funcionar, abrimos la botella y al primer sorbo, recibo su llamada.

- Chicos, me acaba de llamar Louis, que se viene para acá con Charley, Ray y Sarah, ¿que si compran algo? -. Y al final, también de improvisto, aparecieron por la puerta con su smoking impecable, pero con la pajarita en la mano los amigos inseparables, zipi y zape, que les llamabamos entre nosotros, Django y Stéphane. Al final, se acabo la comida y toda toda la bebida.

Amanecí en el salón, tirado en el sofa, pero no era domingo, como correspondía, seguía siendo, como díria Montero, completamente sábado. Era extraño, pero mi espalda me dolía como si hubiese estado toda la noche saltando y empujando en medio de un concierto, pasado por algo de agua, y mucho de ron. Recordaba perfectamente mi sueño, pero no recordaba si había sido un sueño, o la más pura realidad la que vió a Iggy sin camiseta, la que tiró un cachi al aire, entre botes inesperados, al primer acorde del Self esteem, ese na-na-nanana-na-na-nanana-nana, y la gente gritando, tututu-tutututu tu y otra vez, melenas al aire...I wrote her off for the tenth time today...y se desata la locura. Lo mismo, horas después con los Rage, y luego los Queens.
Sólo recuerdo apartar gente con mis brazos, flotar, literalmente, por momentos, y despertarme en casa, como si me hubiesen dado una paliza, pero de esas de evilla de cinto, de puños americanos, que ya son malos hasta en el nombre, de esas que te duele hasta el corazón y la sangre corre por la cara y las lágrimas por las venas, y te duele todo, por dentro y por fuera.
Extraño sueño para un jueves de rutina, de esos que dignifican. ¿Cómo puede el trabajo dignificar? ¿Quién dijo semejante chorrada?. Mucho más correcta la definición de un compañero, - fijate si es malo trabajar -, me dice, - que hasta pagan por ello, es por lo único que pagan -. Nunca oí una descripción tan acertada de esta lepra de la humanidad.
Pero hoy era distinto, al terminar me esperaba Krahe en la Galileo, con Abel, Bego y el Maño, con cañas y cacahuetes. Y esos bailes, entre sexuales y ebrios, entre arrítmicos y acompasados, entre la guitarra y el bajo, el vaso, el cigarro y la tos. - Cuatro cervezas más, por favor -, que vamos a criticar al mundo, a aquella chica que era, según Krahe, extremadamente liberal, y ha hablar de sexo abiertamente. Y los americanos, mandan aviones, contra los mexicanos, ¡tiene cojones!... habrá que documentarse, sobre los delfines, ¡no todo va a ser follar!. Taxi y para casa, que mañana es viernes, o lunes y hoy domingo. ¿Qué fue ayer?. No se que es hoy, pero atardece, atardece en el olimpo.

domingo, 25 de mayo de 2008

Problemas de física, sin resolver.


Yo pensaba que los problemas empezaban
algo así como,
dos trenes que salen al mismo tiempo,
así era en la escuela,
de puntos separados miríadas de kilometros,
y todo iba lento, y la distancia
no importaba.
El primero a 80km/h, el segundo
a un tercio de la velocidad del primero,
¿cuanto tiempo después? ¿dónde?
y ningún, ¿por qué?,
ambos trenes se cruzaron,
y ambos, tú y yo,
éramos los maquinistas.

Me faltan datos para aplicar Newton,
porque la segunda ley universal
se desploma como la manzana,
al ver tus ojos.

Sólo recuerdo que miré durante horas hacia atrás.

"Dinámica de los cuerpos en movimiento",
tema siete, física de primero de carrera,
tu saliste a la pizarra, yo
no entendí la lección,
atendí a tu cuerpo.

Estoy harto de dormirme en clase.

Sueño despertar con alguien
que me mienta cada mañana,
susurrandome
al oido,
mordisqueándome
un te quiero,
y que no desaparezca luego,
envuelta en el humo de una locomotora
que se aleja, y me muerde la oreja
con su insoportable ruido.

sábado, 10 de mayo de 2008

En constru...

Ya tengo el casco, para que no me golpeén más,
los recuerdos que revolotean sobre mi cabeza,
como crueles carroñeras, girando en círculos,
entonando el canto final, y mirándome
constantemente
de la misma forma,
en que aquella tarde la tristeza
con su manto de argutorio,
me miró.

Ya tengo los guantes, para poder agarrarme
al clavo ardiente del olvido,
para pegarme en el ring, con tu memoria,
y salir victorioso, del combate
perdido, de antemano,
por apostar neuronas
en este juego de naipes.
- Nunca lances órdagos -.

Y las botas también, para pisar los cables
y reirme de los electrones, para pisar las puntas
y reirme de la antitetánica, para pisar
y al menos,
no llorar bajo las alfombras
olvidadas en portales,
usadas sólo, cuando llueve,
a la sombra de todas las miradas,
a la esquiva de todas las preguntas.

Me falta el peto amarillo para empezar,
estoy en construcción,
pero no estoy para colores alegres.

jueves, 1 de mayo de 2008

Un poquito de mi vida, ¿por qué no?


Por motivos de trabajo esta vez, pero aún así, lo importante es que nos sobren los motivos, que diría Sabina, para seguir viajando. Esta vez el primer destino fue Chekka, una ciudad unos 60 Km al norte de Beyrouth o Beirut que decimos por acá. Allí tenemos el proyecto para diseñar y ejecutar una molienda de cemento para Holcim.
Libano es un país que no tiene presidente del Gobierno desde que en el 2005 este fuese asesinado mientras estaba en un hotel de la capital, con un obus lanzado desde Israel. Motivo por el cual todo ciudadano israelí, o cualquier otro con sello de este país, vera vetada su entrada al país.
El vacío legal es algo palpable, no se necesita nada más que saber conducir, para conducir, nada más para adelantar, que tener hueco, nada más para sentir poder, que un habano, un Hummer y un arma. Porque Libano no sólo es la pobreza que se respira en cuanto nos alejamos de la capital, y nos adentramos en el país. Las zonas costeras estan comenzando a llenarse de hoteles de lujo a buen precio, síntoma de un evidente crecimiento turístico, motivado por un riquísimo panorama arquitectónico. Seguro que nadie diría nada histórico de Libano si no ha estado, a nadie le suena nada que mencionar de su historia, y muchos ni siquiera la situarían en un mapa. Como ayuda diré que Beyrouth es considerada la puerta de enlace entre África, Asia y Europa, asique cada uno que saque sus conclusiones.
Los recursos arqueológicos...os suenan los fenicios, ellos eran aquellos famosos navegantes y comerciantes del mediterraneo conocidos por la flota que habían logrado crear gracias a la excelente técnica y materia prima utilizada. Se trataba de madera de Cedro, que antaño poblaba los bosques locales y era usada para los navíos, hoy queda menos de esos pulmones verdes, pero aún así es el símbolo que campea en el centro de su bandera, y es también el nombre que adquirió la revolución del 2005 tras el asesinato de su presidente. Se lanzan campañas para "apadrinar un cedro" como campañas para la repoblación. Como dato, se dicen que hay ciertos árboles que tienen unos tres mil años, y que por tanto son los únicos testigos vivientes de la existencia de Jesucristo. En el norte del país se mezclan las religiones cristiana y musulmana, quizás por ello sólo aquí, en Byblos, nos hubiesen contado esa historia.
Byblos nos suena a todos, pues es la ciudad dónde se creo el primer alfabeto, pero además era uno de los tres puertos más importantes de la época clásica junto con Sidón y Tiro. Posiblemente la joya de la corona libanesa, en cuanto a lo que ruinas romanas y preromanas se refiere, es la ciudad de Baalbek, la gran incógnita, sobre la que circulan diversas leyendas, es la de siempre, como demonios pudieron llegar hasta allí, piedras de semejante tamaño.
Mirar el enlace, la ciudad es increible: http://www.sacredsites.com/middle_east/lebanon/baalbek.htm

Y Beyrouth, Beyrouth es una ciudad donde lo occidental se trata de imponer, pero va pasito a pasito, existen McDonalds, pero con sus carteles en Árabe, existen símbolos del poder occidental, pero son los primeros objetivos si hay un atentado, existen zonas para salir, pero se entremezclan con tanquetas vigilando el tráfico por las calles, existen autovías, pero te tienes que parar en un control militar, con pinchos y metralletas en mano...tres en moto sin casco, un tío durmiendo en un remolque por el centro de la ciudad, donde están los semáforos, alguien cruza por la carretera a media noche, una carreta vende fruta fresca, una chica preciosa sonríe cuando te oye hablar español, la gente que conocemos se muere por invitarnos a cenar...
La hospitalidad de esta gente, desde luego no tiene nada que ver con lo que sale en los periódicos, la realidad llega tan distorsionada que se convierte en mentira, y la mentira maneja un pueblo, porque la mentira se puede crear de la nada, la realidad tiene siempre una base, y en este caso, la base, es que lo he visto con mis ojos, y que mis ojos gritán atardeceres mirando España, desde la sempiterna costa libanesa.

sábado, 12 de abril de 2008

Danny Boodmann T.D. Lemon Novecento.

Yo no fui capaz de bajar de este barco, para salvarme me bajé de mi vida. Escalón a escalón. Y cada escalón era un deseo. A cada nuevo paso, un deseo al que decía adiós. No estoy loco, hermano. No estamos locos cuando hemos encontrado el sistema para salvarnos. Somos astutos como animales hambrientos. La locura no tiene nada que ver. Eso es el genio. Es la geometría. Perfección. Los deseos estaban destrozándome el alma. Podía vivirlos, pero no lo conseguí.
Así que entonces los conjuré. (…)
A todas las mujeres del mundo las conjuré tocando una noche entera para una mujer. Al padre que nunca voy a ser lo conjuré contemplando morir a un niño, durante días, sentado a su lado, sin perderme nada de aquel terrible espectáculo hermosísimo, quería ser la última cosa que viera en este mundo, cuadno se marchó, mirándome a los ojos, no fue él quien se marchó, fueron todos los hijos que nunca tendré. Los amigos que deseé los conjuré tocando contigo y para ti aquella noche, en la cara que ponías, en los ojos, los vi, a todos ellos, q mis queridos amigos, cuando te marchaste, se fueron contigo. Dije adiós al milagro cuando vi reír a los hombres que la guerra había destrozado, dije adiós a la rabia cuando vi llenar este barco de dinamita, dije adiós a la música, a mi música, el día que conseguí tocarla toda en una sola nota de un instante, y he dicho adios a la alegría, conjurándola, cuando te he visto entrar aquí. No es locura, hermano. Geometría. Es un trabajo de cincel. He desmontado la infelicidad. He desenhebrado mi vida de mis deseos. Si pudieras recorrer mi camino, los encontrarías uno tras otro, conjurados, inmóviles, detenidos para siempre señalando la ruta de este extraño viaje que a nadie nunca conté, salvo a ti.

Alessandro Baricco, Novencento. La leyenda del pianista en el océano.

Wim Mertens - 4mains

domingo, 30 de marzo de 2008

La importancia de leer con el dedo.

30 de marzo. 12.30 de la mañana.
Cuesta de Moyano.
Madrid.
El domingo me despertó una hora más tarde de lo esperado de acuerdo con el maldito cambio de hora que me esta provocando jet lag desde el primer instante, pero sé, que mañana en cuanto vea ponerse el sol más allá de la tarde, lo agradeceré tomándome una caña. Esto sí, marca el inicio de la primavera.
Me colgué la cámara y aparecí en Atocha rodeado de unas estatuas de bronce negro, gigantes cuasihumanos, huecos por dentro e incompletos por fuera, semialados, con las cabezas en el suelo, rodeadas de gente, de un día gris, y de la magia de los libros que inunda la rampa desde el primer olfateo nervioso que certifica el hallazgo. Aquí huele a libros usados.
Es curioso el círculo vicioso en que se ha convertido la odisea de conseguir un libro en concreto. Quedá lejana aquella tarde en que ví la película de Farenheit 451, pero cercana la escena en que los bomberos sacan los libros a la calle, los van arrojando al suelo por decenas y entonces la imagen centra un título, The moon and sixpence de W.Somerset Maugham. ¿Por qué?. Me informé del libro, es una especie de biografía del pintor Paul Gauguin. Una exposición de la vida y arte del artista francés, uno de los más influyetes en el desarrollo de la pintura moderna, junto a su amigo Van Gogh. Esto hace como un año, desde entonces, Barcelona, Londrés, Madrid, Valladolid, León, emisarios por allá, librerías por acá...


Se está convirtiendo en un juego tal, que empiezo a no tener claro si quiero encontrarlo, o continuar la interminable búsqueda por los mercadillos de libros dónde los dedos leen los bordes de las tapas en busca de dos noticias. Los ojos se pierden entre la multitud, Auster lee el de mi izquierda, Habitaciones separadas el otro mientras provoca una sonrisa en mi cara. Montero en un mercadillo de libros de segunda mano. El mundo funciona, sueño por un instante, pero me despierta mi dedo. Se ha posado en Maquiavelo, El principe. Sin apenas percartarme mi dedo lee ya por una de las páginas centrales...

Cualidades del Príncipe


De ciertas cualidades que el príncipe pudiera tener, incluso me atreveré a decir que si se las tiene y se las observa siempre son perjudiciales, pero sí aparenta tenerlas son útiles; por ejemplo: parecer clemente, leal, humano, íntegro, devoto, y serlo, pero tener el ánimo predispuesto de tal manera que si es necesario no serlo, puedas y sepas adoptar la cualidad contraria.

Suena, cuanto menos, sincero. Para nada maquiavélico ¿verdad?. Añadir a la bolsa.

REFLEXIÓN. El otro día estuve viendo Los falsificadores y salí de la sala dándole vueltas a una cuestión, y a casa llegué mareado de pensar.
¿Qué harias?, si estuvieses en un caso de vida o muerte, donde tu vida es lo único que queda, y el acto de sobrevivir es en sí una victoria, y en este momento alguien te dice que puede mejorar tus condiciones a cambio de algo que tú puedes hacer. Lo que te pide hacer servirá para matar a muchos como tú, pero a tí te salvará, si los fabricas. Si no aceptas, tú ya no sirves, estas muerto. Se acabó.
¿Cuál es tu decisión? No pienses mucho, no tienes mucho tiempo para decidir.

jueves, 27 de marzo de 2008

La noche del esperpento.

Era, posiblemente, el día más frío del invierno madrileño, gris, triste, casi lluvioso, con un viento de esos que agitan los toldos de los kioskos y hacen imposible leer un periódico en un banco, abrir un paragüas, o jugar al frisby. Un día de perros que dirían los lugareños. De los de no salir de casa. O de los de no entrar. El día perfecto para una fiesta de bohemios, de esperpentos y algún que otro crápula escondido entre las ondas sonoras de unos textos de Larra, de Valle-Inclán, en una plaza se pone una escalera, de Fernán Gómez, de Ignacio Amestoy, justo debajo de un árbol, alguién sube sus peldaños, de Calderón, de Lope, y grita "Fígaro", mientras coloca un ramo de rosas rojas entre las ramas secas, aún sin primavera, de un madroño solitario, triste de ser guardían de un lugar que significa fin. Pero también principio del mito de El pobrecito hablador, e inicio también del recorrido de la Noche de Max Estrella por el barrio de las letras y los rincones de Luces de bohemia en Madrid. Aún recuerdo lo último que vi de aquella noche, la lectura de la Biblia del Esperpento por Don Rafael Álvarez el Brujo, en el callejón del Gato, estrecho y alargado, perfecto para evitar el viento de aquella velada, que no hacía más que hacer volar letras, versos, libros, opiniones... era el capítulo XII de Luces de bohemia, el episodio donde Latino y Max, ante los espejos cóncavo-convexos del callejón, mantienen uno de los diálogos más singulares de nuestra literatura.

MAX: Los ultraístas son unos farsantes. El esperpentismo lo ha inventado Goya. Los héroes clásicos han ido a pasearse en el callejón del Gato.
DON LATINO: ¡Estás completamente curda!
MAX: Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada.
DON LATINO: ¡Miau! ¡Te estás contagiando!
MAX: España es una deformación grotesca de la civilización europea.
DON LATINO: ¡Pudiera! Yo me inhibo.
MAX: Las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas.
DON LATINO: Conforme. Pero a mí me divierte mirarme en los espejos de la calle del Gato.
MAX: Y a mí. La deformación deja de serlo cuando está sujeta a una matemática perfecta, Mi estética actual es transformar con matemática de espejo cóncavo las normas clásicas.
DON LATINO: ¿Y dónde está el espejo?
MAX: En el fondo del vaso.
DON LATINO: ¡Eres genial! ¡Me quito el cráneo!
MAX: Latino, deformemos la expresión en el mismo espejo que nos deforma las caras y toda la vida miserable de España.
DON LATINO: Nos mudaremos al callejón del Gato.

domingo, 9 de marzo de 2008

Un día cogí una caja en un supermercado.

Pues sí, un día, desprevenido, cogí una caja en un supermercado, entre desinteres e ilusión. Era una caja grande, de cartón marrón como son las hojas que se caen en los septiembres grises del otoño precipitado de la vida. La típica caja q sólo se puede conseguir en un supermercado. Dicen que ni siquiera en el Ikea la puedes conseguir. Muy pocos Chinos disponen de algo similar. Perfecta para mudanzas.
En casa, desprevenido, cogí un libro y lo metí en la caja, despues otro, y otro y otro, y la caja se lleno de libros. Luego cogí zapatillas, camisetas, pantalones, quite las fotos de la pared y los posters, mientras me fijaba en la marca que dejaban los "chicles", eran mis propias marcas, eran la prueba de que esa pared algún día fue mi pared. Llene dos maletas de ropa y tres cajas de libros. Aún no he podido contar las bolsas de recuerdos acumulados ahora, en mi habitación de Madrid. Es cierto que quizás esten algo mezclados pero es un desorden ordenado que diría un buen amigo. A veces rebosan y se esparcen por mi habitación y yo los piso cuando me levanto dormido por la mañana y me encanta empezar los días pisando recuerdos porque eso significa que los días comienza con alguno de vosotros pasando a rafagas por mi cerebro.
Lo peor de la mudanza es la mezcla de sentimientos, mezcla de una nostalgia benedettica y de una ilusión digna de Rodrigo de Triana cuando comenzo loco a gritar desde su puesto: "Tierra, Tierra". La Santa María acababa de divisar Trinidad. Colón llegaba a América. Yo, he llegado a Madrid.
Pero lo importante es que en nuestra casa no hay tele. La hemos sustituido por un papel q dice algo asi como "apaga la television antes de que ella te apague a tí " iniciativa del Abel y secundada de forma mayoritaria. De Madrid no vamos a hablar, lo de siempre, tiene sus cosas buena y sus cosas malas, pero creo q como estoy aqui por voluntad propia, digamos que veo los días de esos de 25ºC y solete primaveral. Hemos ido al teatro, estuve con el Maño en ARCO08, de cañas, de fiesta, de libros...es raro, una ciudad empieza a ser un poco más de uno cuando empiezas a visitar sus librerias, comprar sus libros, porque ese olor que se impregna en sus páginas y que luego se desprende cuando ojeas rápidamente si el tamaño de la letra es admisible para tus ojos, ese olor, es el olor de cada ciudad, todo el mundo sabe que García Marquez huele Cartagena de Indias en Cartagena de Indias, que Rayuela sólo huele a Rayuela en París, y que en Madrid, los libros huelen a Madrid. Aunque en este caso, por desgracia, suponga oler a humo, polvo y dinero. Aún así comprar un libro es hacer que la ciudad sea un poquito más tuya de igual forma que tu casa empieza a ser tu casa cuando las cosas se apoderan de cada rincón, cuando el servicion esta lleno de ropa, cuando llevar algo a la mesa implica limpiar-posar, y nunca posar-limpiar. Abel se ha ido, me ha dicho que me toca limpiar y según a cerrado la puerta, el sindrome de diógenes se ha apoderado de mí y me ha atado en el sofa y me ha ido trayendo cosas a la mesa durante toda la tarde, y ahora no tengo sitio para apoyar el ordenador, y por eso no paro de escribir...suena Deluxe, toca el miercoles en la sala caracol, a las 23:30, no puedo ir porque trabajo, pero me satisface el hecho de vivir en una ciudad donde pasan muchisimas mas cosas de las que puedo ver. Me gusta como transcurre mi vida, necesitaba un cambio, y el cambio se ha producido. Y ha sido para mejor.

viernes, 7 de marzo de 2008

Los electrones huyen...




Dónde muere la lógica...
Dylan Thomas

Bajo la mirada impávida de un sol que agoniza,
al pie de los hierros peregrinos del infinito,
junto al segundo poste, en el tercer anden,
una corriente de eletrones con maletas
nos rodea,
impacientes en su huida, olvidados
como yonkis en la Gran Vía,
donde ningún ojo se atreve a posar,
pero todas las miradas, miran.
Yo trato de esconderte
entre el vaho de un tren recien llegado y el humo,
con que mis besos inundan tus labios
y ocultan tus ojos,
dejándome casi solo,
al amparo de la fría mañana
condenado a quemarme,
al calor de tus juegos.

sábado, 19 de enero de 2008

Sólo, solo.


De pequeño me decían que la poesía se leía, y la música se escuchaba. Por mi propia experiencia fueron pagándose las velas de los convencionalismos, y de aquello no quedó más que ceniza y humo que el viento se ocupó de borrar. Hoy me encanta escuchar poesía, me encanta leer música y que tú aparezcas siempre entre los versos desafinados que marcan los golpes asíncronos de mi máquina de latir, que desaparezcas luego para regresar envuelta en notas que suenan a cada paso que das, mientras te aproximas. En ocasiones, diría se vuelve el suelo un piano de teclas perfectamente escaladas bajo el suspiro de tus pies, que sólo tú sabes tocar con saltitos graves o agudos a tu antojo, lanzándome miradas sensuales y mimosas, sin mirar abajo, porque tu nunca lo haces, siempre sabes dónde está todo y me lo dices a mí que no lo sé, al oído, para que nadie pueda llamarme estúpido, a pesar de serlo. En realidad sólo son escusas para besarnos porque no hablamos con nadie en el mundo mundo, al fin y al cabo es lo malo, o lo bueno, de vivir en un planeta, quizás un asteroide, donde sólo estamos tú, yo y un perro transparente de ladridos invisibles llamado Zoe al que sólo yo veo, pero no existe. Entiendes ahora porque a veces hablo solo, juego solo, leo solo, duermo solo y solo me levanto, sólo, si tú no estas a mi lado. No entiendo porqué a veces me dices que no llegarás a dormir a casa, no es posible en un hipoplaneta de un puñado de kilómetros de radio donde puedes adelantar a tu sombra en una mañana soleada con solo con darte un poco de prisa al andar. Malditas sombras, esas sí que me impiden estar solo, son los clavos que pinchan la burbuja, se mueven rápido por la noche y las tienes encima todo el día, es imposible despistarlas. Salvo si tú estás, entonces nos besamos rodeados de brazos y al menos logramos perder a una de ellas. Pero luego vuelve y yo decido hablar con ella; siguiendo el ritual enciendo una vela, cojo un papel y un boli, y comienzo a escribir sobre él de forma que el final de la realidad coincide con el principio de la ficción, y es ese preciso punto, el que dibuja letras, a veces versos, otras garabatos, y comienza a moverse de manera mágica sobre papel cuadriculado soltando la tinta ensangrentada de mi sombra que lejos de abandonarme, ahora también escribe por mí. Sólo puedo levantar el boli del papel y contestar hablando lo que me pregunta, si la punta toca el papel, hablan las sombras.


Romeo and Juliet - The Killers (Dire Straits Cover)

sábado, 12 de enero de 2008

Soliloquio


Quizás valga más ser un idiota, y percibir algo del mundo que nos rodea, que no serlo y permanecer ajeno a él. ¿De qué sirve tratar de comprender el mundo sin conocernos a nosotros mismos?. ¿Hasta dónde ha de viajar el cuerpo para descifrar el alma?. ¿Por qué mueve el mundo la dualidad tiempo-espacio, si a mí no me llega el tiempo, ni tengo suficiente espacio?. ¿Qué es la soledad te pregunto a tí que me acompañas?. ¿Para qué sirve la gente?. ¿Puedo percibir de forma distinta dos escenas exactamente iguales?. ¿Y de una excena, tener dos percepciones opuestas?. ¿Tiene que ser todo bueno/malo, feo/guapo, útil/inútil, verdad/mentira, vida/muerte?. Te hablo desde el triste islote del medio de un planeta en medio de la nada. Te hablo desde la última sílaba del tiempo testimoniado. ¿Se te ocurre algo más desolador?.

Acto 5, escena 5 ( Macbeth, W.Shakespeare)
Mañana, y mañana y mañana
Se desliza en este mezquino paso de día a día,
A la última sílaba del tiempo testimoniado:
Y todos nuestros ayeres han testimoniado a los tontos
El camino a la muerte polvorienta. Muere, muere vela fugaz!
La vida no es más que una sombra andante jugador deficiente
Que apuntala y realza su hora en el escenario
Y después ya no se escucha más. Es un cuento
Relatado por un idiota, lleno de Ruido y Furia,
Sin ningún significado.

(Este acto contiene los versos que dan lugar a una de las grandes obras de la literatura, "El ruido y la furia" de W.Faulkner, que ha inspirado este post)

domingo, 6 de enero de 2008

...el número dos adormece a las mujeres

El poeta llega a la Habana
Pequeño poema infinito

Para Luis Cardoza y Aragón

Equivocar el camino
es llegar a la nieve
y llegar a la nieve
es pacer durante veinte siglos las hierbas de los cementerios.

Equivocar el camino
es llegar a la mujer,
la mujer que no teme la luz,
la mujer que mata dos gallos en un segundo,
y luz que no teme a los gallos
y los gallos que no saben cantar sobre la nieve.

Pero si la nieve se equivoca de corazón
puede llegar el viento Austro
y como el aire no hace caso de los gemidos
tendremos que pacer otra vez las hierbas de los cementerios.

Yo vi dos dolorosas espigas de cera
que enterraban un paisaje de volcanes
y vi dos niños locos que empujaban llorando las pupilas de un asesino.

Pero el dos no ha sido nunca un número
porque es una angustia y su sombra,
porque es la guitarra donde el amor se desespera,
porque es la demostración de otro infinito que no es suyo
y es las murallas del muerto
y el castigo de la nueva resurrección sin finales.
Los muertos odian el número dos,
pero el número dos adormece a las mujeres
y como la mujer teme la luz
la luz tiembla delante de los gallos
y los gallos sólo saben volar sobre la nieve
tendremos que pacer sin descanso las hierbas de los cementerios

Federico García Lorca.
10 de enero de 1930. Nueva York.






jueves, 3 de enero de 2008

¿Cuándo fuimos los mejores?

A mi gran amigo César Alonso Merchán, que tanto me dio en vida y tanto me quito con su marcha.


( 5/9/1981 - 25/12/2007, Astorga)




Valga esto como una asquerosa despedida que nunca debió producirse, como un absurdo riachuelo de lágrimas al que cada vez se le suman nuevos afluentes, que no va a parar a ningún sitio, ni tiene un mar que le abrace al llegar a una falsa desembocadura olvidada, desapercibida ante los ojos oscuros del tiempo que marca la ida en tu calendario, pero deja la vuelta abierta, y se atreve a decidir por tí ambas fechas. Todo son repugnantes fechas, como la piel de un sapo, pegajosas y pringosas, al final sólo somos eso, el único epitafio que reza tu tumba son dos malditas fechas, la primera y la última. La única respuesta a la retórica pregunta de "¿cuál es el mejor y el peor día de tu vida?". El tránsito cruel por esta vida es una decadencia continua del ser en el momento en que comprende el transfondo de esta verdad que os confieso. Si no quieres saber lo que esto significa, ahorrate las próximas lineas.




Podríamos hablar del existencialismo ateo de Jean Paul Sartre, o remitirnos al pensamiento agnóstico de Albert Camus, pero como estas reflexiones no están a su altura, trazaré mi respuesta según la mente cansada de un alma vieja y frágil que transcurre por la vida bajo la capa de un alter ego sonriente y en ocasiones frustrado dicharachero. Haciendo un esbozo a vuelapluma de las últimas enseñanzas de esta absurda vida, podríamos decir que somos sustancias sin fecha de caducidad exacta, somos pues, almas de consumir-preferentemente antes-de-tal-día, ángeles caidos castigados a vivir sin alas y condenados a volver al cielo, jóvenes exploradores que como Ícaro caemos al mar cuando queremos tocar el sol, ante la perturbada mirada de quien nos acompaña. El sol derrite las alas, y como decía Más allá del olvido, su luz también borra las sombras, las difumina y las olvida. Qué ocurre cuando eres consciente de que el mejor día de tu vida fue el de tu nacimiento, como decía L.M.Panero, en la infancia se vive, el resto se sobrevive, cuando te das cuenta de que pasó, se fue, voló y ni siquiera te enteraste de lo mejor.




Qué ocurre cuando comprendes el final de la frase, cuando entiendes lo que realmente encierra decir que el peor día de tu vida es el de tu muerte. Significa que cada uno de nosotros es como la luz de un sueño que diría Montero, que no raya en el mundo pero existe, aunque Google se empeñe en decir lo contrario cuando tecleas tu nombre. Ese que algunos se piensan, todo lo sabe. Para los amantes de las estadísticas, si tecleo en el buscador God, hay 506.000.000 links, si tecleo Google, 1.470.000.000 links. ¿Podría haber algo más importante en la vida que Dios y Google?. Has probado a teclear Me. Quizás debamos poner cada día un YO gigantesco en la pizarra de los sueños, conscientes ya, de que no serás actor en el peor día de tu vida, lo será tu sombra. Quizás la vida me deje inacabada esta armadura oxidada de latón pesado, forjada con cada golpe del destino, doblada en lances pasados y presentes, que trata de mantener mis sentimientos apartados del mundo que los vandidos atacan con besos y poco más, pocas más armas utilizan, pocas más cosas achatan mi coraza. Acá, esperando, que la vida termine su trabajo y me prohiba también sonreir y llorar, allá, luchando cada día para que no me venza, entrenando cada combate con la risa y el llanto para que no caiga el olvido a aplastar los sentimientos. Temeroso, muy consciente de que la vida, siempre termina su trabajo.




César, quizás sólo se trata de que no estas aquí...


Y a mí, ya que prefiero escoger mis derrotas,


quiero que me recuerdes derrotado,


como quien algo espera


más allá de los tiempos y los hechos.


Quizás porque haga falta haberlo presagiado


o porque, en todo caso, nadie sabe


dónde acaban los sueños.