jueves, 3 de enero de 2008

¿Cuándo fuimos los mejores?

A mi gran amigo César Alonso Merchán, que tanto me dio en vida y tanto me quito con su marcha.


( 5/9/1981 - 25/12/2007, Astorga)




Valga esto como una asquerosa despedida que nunca debió producirse, como un absurdo riachuelo de lágrimas al que cada vez se le suman nuevos afluentes, que no va a parar a ningún sitio, ni tiene un mar que le abrace al llegar a una falsa desembocadura olvidada, desapercibida ante los ojos oscuros del tiempo que marca la ida en tu calendario, pero deja la vuelta abierta, y se atreve a decidir por tí ambas fechas. Todo son repugnantes fechas, como la piel de un sapo, pegajosas y pringosas, al final sólo somos eso, el único epitafio que reza tu tumba son dos malditas fechas, la primera y la última. La única respuesta a la retórica pregunta de "¿cuál es el mejor y el peor día de tu vida?". El tránsito cruel por esta vida es una decadencia continua del ser en el momento en que comprende el transfondo de esta verdad que os confieso. Si no quieres saber lo que esto significa, ahorrate las próximas lineas.




Podríamos hablar del existencialismo ateo de Jean Paul Sartre, o remitirnos al pensamiento agnóstico de Albert Camus, pero como estas reflexiones no están a su altura, trazaré mi respuesta según la mente cansada de un alma vieja y frágil que transcurre por la vida bajo la capa de un alter ego sonriente y en ocasiones frustrado dicharachero. Haciendo un esbozo a vuelapluma de las últimas enseñanzas de esta absurda vida, podríamos decir que somos sustancias sin fecha de caducidad exacta, somos pues, almas de consumir-preferentemente antes-de-tal-día, ángeles caidos castigados a vivir sin alas y condenados a volver al cielo, jóvenes exploradores que como Ícaro caemos al mar cuando queremos tocar el sol, ante la perturbada mirada de quien nos acompaña. El sol derrite las alas, y como decía Más allá del olvido, su luz también borra las sombras, las difumina y las olvida. Qué ocurre cuando eres consciente de que el mejor día de tu vida fue el de tu nacimiento, como decía L.M.Panero, en la infancia se vive, el resto se sobrevive, cuando te das cuenta de que pasó, se fue, voló y ni siquiera te enteraste de lo mejor.




Qué ocurre cuando comprendes el final de la frase, cuando entiendes lo que realmente encierra decir que el peor día de tu vida es el de tu muerte. Significa que cada uno de nosotros es como la luz de un sueño que diría Montero, que no raya en el mundo pero existe, aunque Google se empeñe en decir lo contrario cuando tecleas tu nombre. Ese que algunos se piensan, todo lo sabe. Para los amantes de las estadísticas, si tecleo en el buscador God, hay 506.000.000 links, si tecleo Google, 1.470.000.000 links. ¿Podría haber algo más importante en la vida que Dios y Google?. Has probado a teclear Me. Quizás debamos poner cada día un YO gigantesco en la pizarra de los sueños, conscientes ya, de que no serás actor en el peor día de tu vida, lo será tu sombra. Quizás la vida me deje inacabada esta armadura oxidada de latón pesado, forjada con cada golpe del destino, doblada en lances pasados y presentes, que trata de mantener mis sentimientos apartados del mundo que los vandidos atacan con besos y poco más, pocas más armas utilizan, pocas más cosas achatan mi coraza. Acá, esperando, que la vida termine su trabajo y me prohiba también sonreir y llorar, allá, luchando cada día para que no me venza, entrenando cada combate con la risa y el llanto para que no caiga el olvido a aplastar los sentimientos. Temeroso, muy consciente de que la vida, siempre termina su trabajo.




César, quizás sólo se trata de que no estas aquí...


Y a mí, ya que prefiero escoger mis derrotas,


quiero que me recuerdes derrotado,


como quien algo espera


más allá de los tiempos y los hechos.


Quizás porque haga falta haberlo presagiado


o porque, en todo caso, nadie sabe


dónde acaban los sueños.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Estuve en Astorga el día 27 de diciembre y había esquelas con el nombre de este chico por todas partes. Me fijé porque me llamó la atención su edad y en ese momento pensé en lo injusta y cruel que es la vida a veces. Sobre todo pensé en su madre, quizá por cercanía, porque yo también soy madre. Y por la fecha, tan señalada.

Mi más sincero pésame. Y no le olvides, y vivirá siempre en ti.

Un beso.

Estrella

Ander dijo...

Pues las redes de la vida se entretejen de formas inesperadas y no se sabe de que forma llegan las cosas a tu conocimiento, muchas gracias por tus cercanas palabras.
un beso.

silvia dijo...

Reconozco que hacía ya tiempo que no estaba por aquí.Sin embargo hoy, al conectarme, éste fue el primer lugar al que se me pasó por la cabeza entrar. ¿Quién sabe? quizás buscando algo. Por ejemplo, esto.
Otro día con más ganas te contestaré.
Un besazo
silvia

Ander dijo...

Pues espero tu respuesta, ya me contaras que tal todo este tema y el otro de la empresa por astorga. Por aqui tratando de estudiar con la cabeza allí...

silvia dijo...

No voy a hacer de esto una poesía ni un texto literario, no sabría. Prometí contestar, y a tu pregunta contestaré.
¿Cuándo fuimos los mejores? No habría número que indicase las veces que fuimos los mejores. En aquella finalísima de fútbol sala, fuisteis los mejores, al menos para nosotros. Cada tarde en la terraza del romano de aquellos veranos inolvidables, éramos los mejores. En las noches de fiesta éramos los mejores, en cada excursión poco organizaba que se hacía, Ortigueira, Ribadesella, Sanabria, Extremúsica, seguíamos siéndolo. Horas y horas en un bar, el k, nuestro bar, como César decía, nos hacían seguir siendo los mejores. Si en alguna ocasión Loquillo y sus trogloditas eran los que nos lo cantaban, no dudábamos en darnos por aludidos y abrazados acompañarle en el canto. ¿Qué ha pasado para que dejemos de serlo? Que no siempre se puede ganar. La vida es injusta, quizás celosa de nuestra felicidad decidiese llevarse no por primera vez a los mejores. O simplemente, que los mejores no merecen seguir en esta vida y desde algún sitio nos observen, siguiendo ellos siendo los mejores. Quién sabe. Como dice Calamaro, “supongo que nadie se va del todo, espero que exista algún lugar…”

Anónimo dijo...

Por supuesto que existe un lugar,
ese lugar son nuestros corazones,
lugar que se supo ganar con su amistad y compañía y que hará que le echemos en falta, cada vez que suene una de esas canciones que tanto nos unía.

Gracias a todos esos momentos,
esos momentos en los que una vez, fuimos los mejores amigos, los mejores compañeros y los mejores apoyos sobre los que reir y llorar ...

Gracias a esos momentos el estará siempre presente.