viernes, 14 de diciembre de 2007

Aún soplaba el viento en el bronce abandonado

...es que no tengo ningún sitio adonde ir, sólo estas ruinas, están siempre aguardando en el otero, no sé a qué esperan, míralos ahí, aguardando en silencio, como si te reclamaran, sólo faltas tú, si no puedo hacer nada por ellos, quiero hablarles y no saben escuchar, están sin estar, no sé qué es lo que buscan, lo que esperan, bajan a Poimala y vuelven al arrimo de la torre, salen del fosal y no dejan de caminar junto a las tapias, a veces se están quietos y hacen gestos con la mano, te reclaman y tú no quieres ir, no quieres regresar, no quieres recordar el tiempo de los hongos recién brotados tras la lluvia, los olores de las islas en octubre, el aire fragante de jardines y palmeras, atrincherado en la litera de un dormitorio gris invocas el sueño que no acaba de llegar, velas en la sombra, espías hasta el toque de diana, hueles, recuerdas aquella atmósfera cálida que borraba los amaneceres fríos de Poimala, había llovido durante la noche y de la tierra volcánica se elevaba un vaho tibio con el olor de las flores recién cortadas.
La luz del sol borra las sombras, las difumina, las olvida. [...]

"Más allá del olvido" Andrés Martínez Oria

martes, 11 de diciembre de 2007

Esté donde esté.



Aquí es donde estoy yo esté donde esté
yo siempre estoy aquí donde me ves.
Esta casa, esta cara, estas cosas
cansan, porque aquí cansa
aquí hace sed de irse, sed de allí
pero allí es el lugar donde jamás podré estar,
donde yo soy imposible vaya adonde vaya,
allá donde yo llegue será aquí
y estaré ya esperándome a mí mismo
con un ramo de rosas iguales en la mano.
ahí es tu aquí
ahí parece un grito porque es donde te duele
yo quiero estar ahí, donde estás tú,
tú aquí o, mejor, los dos allí, remotos, juntos
porque lo vivo es lo junto
ahí hay el amor que no hay aquí
estas cosas tocadas por tus manos,
eso que piensas, dices, callas, sueñas,
esos lugares donde estás sin mí,
eso deseo, eso necesito
y ser tu ahí, tu aliento intercalado.


Adverbios de lugar ( Juan Vicente Piqueras )

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Un vuelo y mil dudas.

Un avión pequeño, con los reactores en la parte de atrás, junto las aletas, y no agarrados de las alas, como es habitual en los más grandes. Un vuelo nacional, te puedes creer, quizás quince o veinte veces más, no sé, había tomado uno, pero siempre había sido internacional, siempre afuera, pero demonios este iba para acá, para dentro, sin necesidad de check-in pero con una mochila en la espalda, vacía a la ida, llena a la vuelta. Todo era muy raro. Bocadillos y refrescos gratis, periódicos, frutos secos, dentro todo era perfecto, sin embargo yo nunca quise estar en aquel avión en que no montaste.


De tránsito por tus brazos.

No me acompañes al embarque
para no mezclar nuestros ojos tristes,
con el alboroto de mochilas en el escaner,
y la frialdad de un detector de mentiras,
que en mis manos descubriría
dónde exactamente escondes
tus crueles artimañas,
con que trituras mi pecho cuando te marchas,
cuando me voy allá, y te quedas acá,
envuelta entre zapatos negros,
entre almas despistadas y patéticos
equipajes de mano
llenos de todo, vacíos de tí.
No se si montar en el avión que te deja,
o aterrizar de nuevo entre tus brazos,
un viernes cualquiera, en una ciudad secreta,
dónde me esperarás para que te coja,
y seas tú, quien vuele
trazando círculos ante la perpleja mirada
del hombre que sostiene un cartel,
con el nombre, de alguien
que no conoce,
a quien espera,
envuelto él también en nuestras risas,
arrollado por el poder con que tus besos,
atrapan inconscientemente
en la espiral que dibujan tus pies,
que como un remolino me traga,
y me lleva, para siempre,
al país donde la única moneda,
son tus palabras,
que se cambian por sonrisas,
que compran sueños,
que venden besos
y regalan billetes de avión,
aeropuertos,
y ciudades para vernos.
Aún miro hacia arriba, buscando un lazo azul entre la gente.

lunes, 19 de noviembre de 2007

A Julito que me hace soñar y recordar.

Me hace soñar y recordar y no sé en que orden, y me lío y acabo llorando sobre la cama, apoyado en la pared de leer, con tus recuerdos entre mis dedos, con un libro sobre mi pecho. Y entonces trato de cambiar el orden sin-orden y acabo llorando sentado en un libro, apoyándome en la cama de leer, pegada a la pared. Lo extraño de hoy, es que hemos llorado juntos, por primera vez después de todo aquel viaje que pasé, sólo deseando volver a casa y contártelo. Realmente nunca lloramos juntos hasta hoy. En cambio recuerdo verte llorar, y tu seguro que también me viste a mí aquel día que nadie-vio-llorar-a-nadie y los dos, callamos. Hoy de repente, has aparecido, me has regalado un libro, un cuento que tu dedo señalaba impaciente, pero que tu voz leyó de forma lenta, dispuesta a pararse para explicar cada palabra, cada porqué, cada cómo, cada cada sin resolver y sin importancia, ya infinito e indiferente. Y luego leí yo una página, y tu desapareciste, disolviéndote entre las lineas confusas de un párrafo bipolar cortazariano que no comprendía... Te llamé entonces, y tú, simplemente surgiste envuelto en el nerviosismo de mi espera, y acto seguido te desvaneciste, como la página noventa y tres, para dar paso a la noventa y cuatro. En la ciento tres, ya no existías, sólo contestabas, cercano, a mis preguntas.
Cuando termina el cuento, sé que estás ahí, ahí pero donde, como...

"Simplemente estoy aquí y dispuesto, Paco, escribiendo lo que una vez más hemos vivido juntos mientras yo dormía; si en algo puedo ayudarte es en saber que no sos solamente mi sueño que ahí pero dónde, cómo, que ahí estás vivo y sufriendo. De ese ahí no puedo decir nada, sino que se me da soñando y despierto, que es un ahí sin asidero; porque cuando te veo estoy durmiendo y no sé pensar, y cuando pienso estoy despierto pero sólo puedo pensar; imagen o idea son siempre ese ahí pero dónde, ese ahí pero cómo." (Julio Cortázar, Octaedro)

lunes, 12 de noviembre de 2007

Siempre nos quedará Thom Yorke.

Hay fugaces y poquitos días, pero los hay, cada vez menos en los tiempos que corren, pero los hay, ajenos a la realidad de un mundo que pasa lento ante sus ojos, pero que en realidad vuela, días que vuelan, en busca de otros días, de otros años, de otros tiempos. Instrucciones para abordar un día debería haber escrito Julito, y dejarse de tanta escalera que no lleva a ninguna parte, pero peldaño a peldaño te acerca, a la locura desalmada de un suicida enamorado, al cadalso suspendido de una soga atada a la luna, al lobo estepario en que te convertiste, cuando apoyaste la escalera y comenzaste a trepar, movido únicamente por una arrugada y temblorosa mano llamada inquietud. Afortunadamente, hay días, fugaces y poquitos, en que no hay nubes, y te puedes tirar al vacio y comenzar el juego.

When I’m at the pearly gates this will be on my videotape.

(Cuando esté frente a las puertas nacaradas esto estará en mi videotape.)

When Mephistopheles is just beneath and he’s reaching up to grab me.

(Cuando Mefistófeles esté justo abajo y se estire para alcanzarme.)

This is one for the good days and I have it all here in red, blue, green.

(Una por los buenos tiempos y lo tengo todo aquí en rojo, azul, verde.)

You are my centre when I spin away out of control on videotape.

(Eres mi centro cuando me alejo girando fuera de control en videotape.)

This is my way of saying goodbye because I can’t do it face to face,

(Esta es mi forma de decir adiós porque no puedo hacerlo cara a cara,)

so I’m talking to you after it’s too late from my videotape.

(entonces te hablo cuando ya es demasiado tarde desde mi videotape.)

No matter what happens now I won’t be afraid because I know

(No importa lo que pase ahora no voy a tener miedo porque sé)

today has been the most perfect day I’ve ever seen.

(que hoy ha sido el día más perfecto que haya visto.)

Además mirar como suena este tema que os resultará familiar de un conocido anuncio de la Tv, aquí no hay letra, no hay poesía, de eso se encarga la música. Se llaman Explosions in the sky, suena bien ¿no?.

http://www.fileden.com/files/2006/11/16/384694/Cancion%20Anuncio%20Nuevo%20Toyota%20Auris%20-%20Explosions%20In%20The%20Sky%20-%20So%20Long%2C%20Lonesome.mp3

viernes, 9 de noviembre de 2007

Aritmética precisa para confusos versos...

Eran casi ya las cuatro de la mañana en el Ya nunca me llamas, las durísimas críticas a mis versos habían pasado ya a un segundo plano, allá donde estaban nuestras copas, en la barra vacía de un bar completamente olvidado, próximo a la hora donde todo se cierra y nada abre. Allí Basilio, arremetiste contra mi poesía, que con sólo mentarla, se hizo más importante de lo que nunca fue; desprestigiaste y en esto no me tienes a tu lado, a muchos verdaderos poetas, por el simple hecho de no entender lo que escribían. ¿Dónde esta el punto mágico que tu imaginación aporta a sus versos?. Llamaste cursi a las letrás que llenan desde hace años mis estanterías, osaste meter en el mismo saco a Salinas, a Machado, a Montero, a Éluard, pero que va a ser esto, ¿a Dylan Thomas también? No, no, hay ciertas cosas en esta vida que hablan de amor y no son, así como tu dices, cursis. No puedes decir que, "Impares. Fila 13. Butaca 3. Te espero como siempre..." lo es, y no puedes tampoco decir que no lo entiendes, igual que te ocurrirá cuando un poema se cierra con "No sé si te he encontrado, / o sigo una luz roja que me aparta de ti", o cuando tu mente se para, para que leas una y otra vez "Tal vez no envejecemos. O es acaso que el tiempo/ se quitó los tacones para no molestarnos". No todo es lo mismo amigo, asique, insulta, tacha, borra, quema, destroza, o simplemente tira mis versos, y los que no te gusten, pero por favor no vuelvas a decirme que la Poesía, dicho así como un todo impreciso o una nada confusa, es cursi y no te gusta. Entonces me creeré que de verdad no la entiendes, y no me lo creo, porque verás que fácil es, muy muy fácil...

ESCORIAL II

En vez de soñar, contar.
La fachada del oeste
tiene
seiscientas doce ventanas.
Por la primavera van
en su cielo, hacia el domingo
una, dos, tres, cuatro, cinco
nubes blancas.
Yo te quiero a ti, y a ti
y a ti.
A tres os quiero yo.
A las doce el tiempo da
doce campanadas.
Y ya no podrá escapárseme
en las volandas del sueño
la mañana. Haré la raya
para ir sumando: seiscientas
doce, más cinco, más tres,
más doce.
¡Qué felicidad igual
a seiscientas treinta y dos!
En abril, al mediodía
cuenta clara.

Pedro Salinas.

viernes, 2 de noviembre de 2007

Cuando sopla el viento de los Alpes.



El viento golpea la ciudad de Genéve procedente de los Alpes, destino, los montes del Jura, atravesando el lago Lemán y dejando a sus pies, mis pies congelados. Me bajo del bus que viene directamente de la planta del CERN de Meyran y desemboca en Cornavin, la estación situada en el corazón septemtrional de la ciudad suiza, donde se saludan cada segundo trams, buses y cercanias, donde el calor de castañas asadas te recibe con el conito de papel periódico listo para caminar a tu lado. Al fondo, la ciudad vieja; sólo tengo que cruzar por el primer puente sobre el Ródano, justo al lado de su nacimiento, justo al lado del Lago, donde el viento es el verdadero justiciero de la tarde. Continúo mi emigración cigüeñal hacia callejuelas más tranquilas y me adentro, mezclandome con ginebreses, en el casco antiguo de la ciudad, lugar de residencia de muchos intelectulales a lo largo de distintas épocas. La primera sorpresa queda a mi izquierda, la casa de Jean-Jacques Rousseau, el gran filósofo desterrado de la ciudad, al que ahora se le honra; cómo cambian los tiempos para aquél, perseguido a la vez por la ciudad que le vio nacer y por el intelectual con el que coexistió, Voltaire, nativo de Ferney, pueblecito francés a unos 15 km de Genéva. Así continuamos circulando entre casas de personajes célebres, entre las historias de la reforma católica realizada por Jean Calvino allá a mediados del S.XVI en esta ciudad, cuya herencia hoy está presente hasta el punto de ser conocida como la " Roma protestante ". Y seguimos, seguiríamos horas y horas hablando, pero el paso por la casa de uno de los magníficos, nos detiene de nuevo. Se trata esta vez de Borges, nacido en Buenos Aires y muerto en el año 1986 aquí, en el Nº28 de la Gran Rue, donde una placa de piedra lee sobre mis orejas rojas: "De todas las ciudades del planeta, de las diversas e íntimas patrias que un hombre va buscando y mereciendo en el discurso de los viajes, Ginebra me parece la más propicia a la felicidad."
Y sus breves versos calmaron la ira del viento por unos segundos, una vez más, calmaron la ira del viento que agita mi cabeza y me hicieron, para siempre ya, vagamente cómplice de esa ciudad tan extraña fundada por los Romanos...
EL CÓMPLICE (Jorge Luis Borges)
Me crucifican y yo debo ser la cruz y los clavos.
Me tienden la copa y yo debo ser la cicuta.
Me engañan y yo debo ser la mentira.
Me incendian y yo debo ser el infierno.
Debo alabar y agradecer cada instante del tiempo.
Mi alimento es todas las cosas.
El peso preciso del universo, la humillación, el júbilo.
Debo justificar lo que me hiere.
Soy el poeta.




jueves, 18 de octubre de 2007

Las Razones del Viajero

Decía un buen amigo mío, que existen dos tipos de hombres, el que se sienta en el jardín de su casa esperando oir la voz de Dios, y otro, el viajero, que inconscientemente adquiere la amargura de la inquietud (de mi compañero de charlas del Kavafis, Ángel). Yo añadiría, que muy posiblemente, uno no sabe de la existencia del otro aunque se conocen y se saludan a diario en la calle. No és, tan mala la relación, como entre Cronopios y Famas, pero si que lo es su forma de entender la vida. Y yo como buen Cronopio que me considero, soy de esos que encuentro hostales llenos, ese a quien los trenes no esperan, a quien le llueve a gritos y los taxis no aceptan. Somos de esos que a la hora de dormir nos decimos "La hermosa ciudad, la hermosísima ciudad", y al día siguiente nos levantamos contentísimos. Así arranca el enésimo viaje, sin ninguna Fama en la maleta, llena eso sí, de versos aún sin escribir, de fotos aún sin sacar, en color y en blanco y negro, como la vida, más allá de los colores, allende la imaginación se funde con la realidad para crear un puzzle de cinco piezas que no soy capaz de terminar desde que tú, viajas a mi lado, desde aquél jueves de un mes impar, de un año bisiesto...

Está solo. Para seguir camino
se muestra despegado de las cosas.
No lleva provisiones.

Cuando pasan los días
y al final de la tarde piensa en lo sucedido,
tan sólo le conmueve
ese acierto imprevisto
del que pudo vivir la propia vida
en el seguro azar de su conciencia,
así, naturalmente, sin deudas ni banderas.

Una vez dijo amor.
Se poblaron sus labios de ceniza.

Dijo también mañana
con los ojos negados al presente
y sólo tuvo sombras que apretar en la mano,
fantasmas como saldo,un camino de nubes.

Soledad, libertad,
dos palabras que suelen apoyarse
en los hombros heridos del viajero.

De todo se hace cargo, de nada se convence.
Sus huellas tienen hoy la quemadura
de los sueños vacíos.

No quiere renunciar. Para seguir camino
acepta que la vida se refugie
en una habitación que no es la suya.
La luz se queda siempre detrás de una ventana.
Al otro lado de la puerta
suele escuchar los pasos de la noche.

Sabe que le resulta necesario
aprender a vivir en otra edad,
en otro amor,
en otro tiempo.

Tiempo de habitaciones separadas.

Luis García Montero(Granada, 1958)

martes, 16 de octubre de 2007

Y muy probablemente...

Hay cosas que es mejor no comentar, hay palabras que, de todo lo que digas de ellas, nada será tan precioso como ellas mismas, palabras que lees, y tratas de escribir algo ligeramente parecido; desistes. Que se les parezcan, aunque sea tras las ondas concéntricas que traza una piedra en el agua, en el fondo, allende la luz rebota y te ilumina, te me apareces borrosa como una aureola en la noche, apagada por una luna menguante, colgada de una estrella, te me apareces. Veo sin mirar y por supuesto miro y no veo. Ficción. Realidad. Sueños...

Disciplina secreta

" La casa como barco
en alta mar de junio.
Las calles como trenes
de noche sosegada.
Estas cosas no pasan en el mundo.
Estoy por afirmar
que ahora vivo en un libro de poemas.
Pero si tú me miras,
decidida a existir
desde el fondo templado de tus ojos,
también existe el mundo.
Y muy probablemente
yo acabaré por existir contigo. "

Luis G. Montero

jueves, 11 de octubre de 2007

La librería a oscuras

El otro día, una muy buena amiga me dijo que le gusto algo que me había leído, algo que estaba dentro de todo esto...

Me alegra que soñar conmigo te haga pasear contenta de camino al trabajo, sendero nunca agradable este, ¿verdad?. Espero que pienses en mí también cuando regreses de él... espero que pienses en mí, mi amor.
Ayer me paso algo, necesitaba algo de poesía nueva para mis venas, asique cogí la bici y me fui picoteando de librería en librería, por el centro de Valladolid, de libro en libro, cientos de poemas para ojear, era como el paraíso... pero entonces, de cuclillas indagando en la última balda de la primera estantería, descubrí la antología poética de Dylan Thomas, que por supuesto cogí entre mis manos y comencé a ojear. No fue ella sin embargo la que capto mi atención, sino unos extraños ojos, a la vez conocidos, a la vez preciosos, que me miraban desde el otro lado del estante, justo a través del hueco que el libro había dejado, y que el resto de libros, aún, no habían decidido conquistar. Yo miraba esos ojos, ellos me miraban, y la nada en el medio de una interminable colección de poesía, convertía en ironía la situación. Aquellos que tanto me ayudaron a comprender el amor, eran ahora quienes me separaban de él, malditos versos. Pasé segundos interminables tratando de tirar los libros que impedían ver esos ojos directamente al suelo. Celan, Bowles, Machado, Mayakovski... daba igual, era increible, era como si estuviesen pegados al estante, no se podían sacar, eran un adorno simplemente, o una jugada del destino no lo sé, pero esos ojos seguían mirando, impacientes, desde el otro lado del pasillo. Me di cuenta entonces, que mi dedo seguía marcando una página, ágilmente determinada al azar, momentos antes de empezar el caos, asique de manera refleja abrí el libro, ignorando los ojos, y comencé a leer:
Era mi trigésimo
año camino al cielo en pleno mediodía de verano
aunque la ciudad a mis pies yaciera deshojada en la
sangre de octubre.
Ojalá pueda cantar todavía
la verdad de mi corazón
en esta alta colina a la vuelta de un año.

Puede que por la paz del poeta, o por el instante de reflexión que me permitió la lectura, no sé muy bien porqué, pero entonces creí entenderlo todo. Comprendí que aquello no era una librería normal, porque el sol que precede al crepúsculo entraba por las ventanas, pero allí no existían sombras. No había vendedores ni compradores, no había libros, eran sólo adornos, todos menos uno, justo el que cogí y a través del que apareciste con tus ojos para poner el rasero de los sueños muy por debajo del de la realidad, para hacer de tu cuerpo una realidad sin sombra, caótica, en medio de la noche eterna de tu ausencia, donde ni los mejores edredones suplen el calor de tus caricias, envueltos en la noche de las dos lunas llenas, doble de todo, mitad de nada. Una luna para tí, y la otra...la otra luna eres directamente tú, mi amor. Esa noche, en que creí quedarme sin nada, aunque eso ni siquiera me importase, fue la noche en que recuperé todo, cuando te acercaste a mí como un sochantre, silenciosa, con una vela y un libro entre tus manos, y decidiste marcar las pautas de aquel beso. Un ruido a cerámica rota, un golpe contra el suelo, y la más profunda oscuridad fueron la banda sonora que acompañó el choque de nuestros labios.
En el suelo, inadvertido, el espíritu de Dylan Thomas, reía compulsivamente.
A P.

miércoles, 10 de octubre de 2007

Poema de Octubre


[...]

Lluvia pálida sobre el puerto que se desvanecía
y sobre la iglesia tamaño caracol mojada por el mar
sus cuernos en la niebla y el castillo
pardo como una lechuza
pero todos los jardines
de primavera y verano florecían en los cuentos fantásticos
allende los confines y bajo la densa nube de alondras.
Allí pude vivir maravillado
mi día de cumpleaños
mas el tiempo cambió en redondo.

[...]

Era mi trigésimo
año camino al cielo en pleno mediodía de verano
aunque la ciudad a mis pies yaciera deshojada en la
sangre de octubre.
Ojalá pueda cantar todavía
la verdad de mi corazón
en esta alta colina a la vuelta de un año.

de Poema de Octubre (Dylan Thomas)

martes, 9 de octubre de 2007

Libertad


Sin duda cuando se creo "laalquimiadetusversos" se trataba de pensar en algo más allá, pensar como alguien podría influenciar nuestra forma de pensar, y por supuesto de escribir, con tan sólo leerlo. Sin duda, Paul Eluard es uno de esos alquimistas esquizofrénicos cuyos versos nos hacen desear estar locos para siempre, o al menos nutrirnos con el placebo de sus palabras, y curar así la enfermedad que persigue a nuestra sociedad, la despreocupación por todo, la preocupación por nada. Prefiero un loco que escriba a un cuerdo que se quede en silencio, aún siendo consciente que el silencio, en muchos momentos, dice más que la propia voz, incluso mucho más que una imagen también.
Este poema que fue escrito en 1942, durante la ocupación nazi, y por él fue perseguido por la Gestapo.

Sur mes cahiers d'écolier
Sur mon pupitre et les arbres
Sur le sable sur la neige
J'écris ton nom
Sur toutes les pages lues
Sur toutes les pages blanches
Pierre sang papier ou cendre
J'écris ton nom
Sur les images dorées
Sur les armes des guerriers
Sur la couronne des rois
J'écris ton nom
Sur la jungle et le désert
Sur les nids sur les genêts
Sur l'écho de mon enfance
J'écris ton nom
Sur les merveilles des nuits
Sur le pain blanc des journées
Sur les saisons fiancées
J'écris ton nom
Paul Eluard (1895-1952)
Poema completo:

lunes, 8 de octubre de 2007

Realidad o... un beso.

La realidad no existe, es sólo un punto de vista,
o acaso es ficción este esbozo de beso,
que sobre un nostálgico papiro,
con la tinta del tiempo,
en alguna ocasión,
dibujaste
mientras susurrabas
enredada entre mis brazos,
mientras reías mis caricias
y escondía tu lápiz, en alguna ocasión,
pronunciaste,
- los mosquitos no pueden comer este papel, nunca. -

O acaso es realidad esta desenfocada foto,
esta fábula de colores sin sentido,
que sólo veo en blanco y negro,
y que yo mismo lancé, fugaz,
contra tu cuerpo descuidado,
en la noche de las estrellas,
para recoger las lágrimas y recuerdos,
del primer día sin tu mano,
que es hoy.

martes, 2 de octubre de 2007

Fíate del Oráculo... y no corras.


Cuando hablamos de Kavafis ( Κωνσταντίνος Πέτρου Καβάφης ), hablamos del griego moderno en la palabra, y de la cultura clásica sobre el papel. Hablamos de un icono de la cultura gay de su tiempo capaz de ocultar entre lineas interesantes ideas. Conocí a Kavafis desde pequeño, pero no como escritor, para mí durante mucho tiempo fue sólo un bar de Astorga dónde tomaba café los fines de semana. Luego se despertó mi interés por la poesía y Kavafis ha ocupado parte de mis lecturas. Del bar, de las conversaciones en él, conocí a Bukowski, a los Panero hijos, Leopoldo María y Juan Luis, astorganos que aunque pongo juntos, no podrían estar más distanciados; surgió Allen Ginsberg y con él se desveló el universo Beat de Jack Kerouac, de William Burroughs y de tantos otros. Pero de esto hablaremos otro día, hoy nos quedamos con la poesía sensible, con el renacimiento de la lengua griega clásica de manos de Kavafis, y con la magia de un trilero que no oculta las palabras, pero las dota de un significado ambigüo, como lo hace el Oráculo, como la misma metáfora de la vida o la insipidez de la nada, como un atardecer en Acaya...


EL PLAZO DE NERÓN


No se inquietó Nerón cuando escuchó
El vaticinio del Oráculo de Delfos.
"Los setenta y tres años que tema".
Tenía tiempo aún para gozar.
Tiene treinta años. Muy suficiente
es el plazo que el dios le da
para preocuparse de los peligros futuros.
Ahora va a regresar a Roma un poco cansado,
pero cansado exquisitamente por este viaje,
que fue todo días de placer
-en los teatros, en los jardines, en los giimnasios...
Atardeceres de las ciudades de Acaya...
Ah la voluptuosidad de los cuerpos desnudos sobre todo...
Esto con Nerón. Y en España Galba
secretamente su ejército reúne y lo ejercita,
el anciano de setenta y tres años.

sábado, 29 de septiembre de 2007

Visto y no visto.


Luego, otro día, un buen día, lees un poema de alguien que te ha firmado ya algún libro, pero que no te conoce lo suficiente como para escribirte algo, pero capaz sin embargo de escribir palabras que inconscientemente despiertan tu inquietud por conocerlo. Palabras que resuenan en mi cabeza una y otra vez, que hacen que mis paseos ya no busquen la luna del mediodía, palabras capaces de orientar una brújula sumergida en un campo magnético, y hacer que su norte indique directamente hacia tí, o todo lo contrario; que marque la dirección de una luz roja, que de tí me aparta, confusa, envuelta por los rayos del sol de medianoche.



VISTO Y NO VISTO

Es fácil ver el búho que vive en las manzanas,
la estrella confundida con los cristales rotos.
Es fácil ver la jungla
que se esconde en el ramo de azahar de la boda
y el otoño que deja al pie del bosque
un puzzle de la muerte.
Puedo ver todo eso,
pero hay días
en que no soy capaz de verte a ti.
Oigo la luna llena en los perros perdidos.
Oigo empezar las islas bajo tus pies descalzos.
Oigo palabras de otro mundo
que hablan
desde el féretro de sus tachaduras.
Puedo oir todo eso,
pero a veces no puedo oírte a ti.
Cavé en tu corazón buscando una luz roja.
No sé si te conservo o si te has ido.
No sé si existes o si te he inventado.
Sé que donde tú estás hay espigas azules,
hay brújulas que orientan los deseos.
Sé que donde tú estás van los delfines
y los ángeles tiran sus espadas.
Cavé en tu corazón.
No sé si te he encontrado
o sigo una luz roja que me aparta de ti.

Benjamín Prado

jueves, 27 de septiembre de 2007

Como dijo Paul Éluard...


Como la luz de un sueño, que no raya en el mundo pero existe, así he vivido yo iluminado... iluminado a veces por el sol, a veces iluminado por esa luna llena tan extraña que es la de una noche nublada, en calles oscuras. Intermitente disfraz de lobo estepario, acá soy poeta licántropo, del lado de allá, tan solo un muchacho viajero, temeroso, al que la alquimia de tus besos ha puesto ya su siguiente destino, sin rumbo fijo esta vez, pero inquieto por llegar, por llegar a ninguna parte y saborear un amargo cafe frío, puesto sobre la mesa el día anterior. Como dijo Éluard, simple placer y pobre misterio de no ser visto. Ha veces la mejor forma de comenzar algo, es comenzarlo como te gustaría, asique en esta tarde casi otoñal ya, diré que, como dijo Paul Éluard...


ENAMORADA

Ella está de pie sobre mis párpados,
con sus cabellos en los míos,
tiene la forma de mis manos
y tiene el color de mis ojos.
Se ha sumergido en mi sombra,
como una piedra en el cielo.

Ella tiene los ojos siempre abiertos,
y no me deja dormir;
a plena luz sus sueños
evaporan los soles,
me hace reír, llorar y reír,
Hablar sin tener nada que decir.