Fue tan rápido que, siento como si siempre lo hubiese visto desde atrás, con esa agonía que vence al perseguidor, que lo debilita a cada paso que corre y avanza, y no llega. Nunca tuve la oportunidad de ponerme delante, de pararlo todo, como aquel estudiante en Tiananmen, alzar la mano y controlar la situación por un instante. Ahora le entiendo, porque quisiese haber sido él, arriesgar, elegir morir envenenado por tu sonrisa, a vivir condenado al amargo sabor a otoño, con que tu ausencia empapela mi cuarto y me condena a vagar entre recuerdos y olvido.
Las sombras continúan subiendo y su paso marca, lento, los segundos. No hay luz al final de las escaleras, incluso posiblemente, ni siquiera hay luz y los peldaños son el reflejo del hipotético paso del tiempo.
2 comentarios:
Ni siquiera utvo que levantar las manos. Agarraba dos de plástico.
No persigas. Sientate. Fuma un cigarro o algo de eso. Ya vendrá. Cualquier fugitivo que se precie necesita de un perseguidor
Dichosos heroes sin rostro
Para mi desgracia (supongo que la de muchos y por tanto consuelo de tontos) sino me siento perseguida soy capaz de pararme y provocar un accidente.
Así que estamos en las orillas contrarias?? Tú controlando el Este y yo el Oeste! Tenemos el mundo rodeado!
Te sigo siguiendo aunque yo esté parada :/ Pasará!
Bjnhs!
Publicar un comentario