Romeo and Juliet - The Killers (Dire Straits Cover)
sábado, 19 de enero de 2008
Sólo, solo.
Romeo and Juliet - The Killers (Dire Straits Cover)
sábado, 12 de enero de 2008
Soliloquio
Se desliza en este mezquino paso de día a día,
A la última sílaba del tiempo testimoniado:
Y todos nuestros ayeres han testimoniado a los tontos
El camino a la muerte polvorienta. Muere, muere vela fugaz!
La vida no es más que una sombra andante jugador deficiente
Que apuntala y realza su hora en el escenario
Y después ya no se escucha más. Es un cuento
Relatado por un idiota, lleno de Ruido y Furia,
Sin ningún significado.
(Este acto contiene los versos que dan lugar a una de las grandes obras de la literatura, "El ruido y la furia" de W.Faulkner, que ha inspirado este post)
domingo, 6 de enero de 2008
...el número dos adormece a las mujeres
Para Luis Cardoza y Aragón
Equivocar el camino
es llegar a la nieve
y llegar a la nieve
es pacer durante veinte siglos las hierbas de los cementerios.
Equivocar el camino
es llegar a la mujer,
la mujer que no teme la luz,
la mujer que mata dos gallos en un segundo,
y luz que no teme a los gallos
y los gallos que no saben cantar sobre la nieve.
Pero si la nieve se equivoca de corazón
puede llegar el viento Austro
y como el aire no hace caso de los gemidos
tendremos que pacer otra vez las hierbas de los cementerios.
Yo vi dos dolorosas espigas de cera
que enterraban un paisaje de volcanes
y vi dos niños locos que empujaban llorando las pupilas de un asesino.
Pero el dos no ha sido nunca un número
porque es una angustia y su sombra,
porque es la guitarra donde el amor se desespera,
porque es la demostración de otro infinito que no es suyo
y es las murallas del muerto
y el castigo de la nueva resurrección sin finales.
Los muertos odian el número dos,
pero el número dos adormece a las mujeres
y como la mujer teme la luz
la luz tiembla delante de los gallos
y los gallos sólo saben volar sobre la nieve
tendremos que pacer sin descanso las hierbas de los cementerios
Federico García Lorca.
10 de enero de 1930. Nueva York.
jueves, 3 de enero de 2008
¿Cuándo fuimos los mejores?
A mi gran amigo César Alonso Merchán, que tanto me dio en vida y tanto me quito con su marcha.
( 5/9/1981 - 25/12/2007, Astorga)
Valga esto como una asquerosa despedida que nunca debió producirse, como un absurdo riachuelo de lágrimas al que cada vez se le suman nuevos afluentes, que no va a parar a ningún sitio, ni tiene un mar que le abrace al llegar a una falsa desembocadura olvidada, desapercibida ante los ojos oscuros del tiempo que marca la ida en tu calendario, pero deja la vuelta abierta, y se atreve a decidir por tí ambas fechas. Todo son repugnantes fechas, como la piel de un sapo, pegajosas y pringosas, al final sólo somos eso, el único epitafio que reza tu tumba son dos malditas fechas, la primera y la última. La única respuesta a la retórica pregunta de "¿cuál es el mejor y el peor día de tu vida?". El tránsito cruel por esta vida es una decadencia continua del ser en el momento en que comprende el transfondo de esta verdad que os confieso. Si no quieres saber lo que esto significa, ahorrate las próximas lineas.
Podríamos hablar del existencialismo ateo de Jean Paul Sartre, o remitirnos al pensamiento agnóstico de Albert Camus, pero como estas reflexiones no están a su altura, trazaré mi respuesta según la mente cansada de un alma vieja y frágil que transcurre por la vida bajo la capa de un alter ego sonriente y en ocasiones frustrado dicharachero. Haciendo un esbozo a vuelapluma de las últimas enseñanzas de esta absurda vida, podríamos decir que somos sustancias sin fecha de caducidad exacta, somos pues, almas de consumir-preferentemente antes-de-tal-día, ángeles caidos castigados a vivir sin alas y condenados a volver al cielo, jóvenes exploradores que como Ícaro caemos al mar cuando queremos tocar el sol, ante la perturbada mirada de quien nos acompaña. El sol derrite las alas, y como decía Más allá del olvido, su luz también borra las sombras, las difumina y las olvida. Qué ocurre cuando eres consciente de que el mejor día de tu vida fue el de tu nacimiento, como decía L.M.Panero, en la infancia se vive, el resto se sobrevive, cuando te das cuenta de que pasó, se fue, voló y ni siquiera te enteraste de lo mejor.
Qué ocurre cuando comprendes el final de la frase, cuando entiendes lo que realmente encierra decir que el peor día de tu vida es el de tu muerte. Significa que cada uno de nosotros es como la luz de un sueño que diría Montero, que no raya en el mundo pero existe, aunque Google se empeñe en decir lo contrario cuando tecleas tu nombre. Ese que algunos se piensan, todo lo sabe. Para los amantes de las estadísticas, si tecleo en el buscador God, hay 506.000.000 links, si tecleo Google, 1.470.000.000 links. ¿Podría haber algo más importante en la vida que Dios y Google?. Has probado a teclear Me. Quizás debamos poner cada día un YO gigantesco en la pizarra de los sueños, conscientes ya, de que no serás actor en el peor día de tu vida, lo será tu sombra. Quizás la vida me deje inacabada esta armadura oxidada de latón pesado, forjada con cada golpe del destino, doblada en lances pasados y presentes, que trata de mantener mis sentimientos apartados del mundo que los vandidos atacan con besos y poco más, pocas más armas utilizan, pocas más cosas achatan mi coraza. Acá, esperando, que la vida termine su trabajo y me prohiba también sonreir y llorar, allá, luchando cada día para que no me venza, entrenando cada combate con la risa y el llanto para que no caiga el olvido a aplastar los sentimientos. Temeroso, muy consciente de que la vida, siempre termina su trabajo.
César, quizás sólo se trata de que no estas aquí...
Y a mí, ya que prefiero escoger mis derrotas,
quiero que me recuerdes derrotado,
como quien algo espera
más allá de los tiempos y los hechos.
Quizás porque haga falta haberlo presagiado
o porque, en todo caso, nadie sabe
dónde acaban los sueños.