Cuesta de Moyano.
Madrid.
El domingo me despertó una hora más tarde de lo esperado de acuerdo con el maldito cambio de hora que me esta provocando jet lag desde el primer instante, pero sé, que mañana en cuanto vea ponerse el sol más allá de la tarde, lo agradeceré tomándome una caña. Esto sí, marca el inicio de la primavera.
Me colgué la cámara y aparecí en Atocha rodeado de unas estatuas de bronce negro, gigantes cuasihumanos, huecos por dentro e incompletos por fuera, semialados, con las cabezas en el suelo, rodeadas de gente, de un día gris, y de la magia de los libros que inunda la rampa desde el primer olfateo nervioso que certifica el hallazgo. Aquí huele a libros usados.
Es curioso el círculo vicioso en que se ha convertido la odisea de conseguir un libro en concreto. Quedá lejana aquella tarde en que ví la película de Farenheit 451, pero cercana la escena en que los bomberos sacan los libros a la calle, los van arrojando al suelo por decenas y entonces la imagen centra un título, The moon and sixpence de W.Somerset Maugham. ¿Por qué?. Me informé del libro, es una especie de biografía del pintor Paul Gauguin. Una exposición de la vida y arte del artista francés, uno de los más influyetes en el desarrollo de la pintura moderna, junto a su amigo Van Gogh. Esto hace como un año, desde entonces, Barcelona, Londrés, Madrid, Valladolid, León, emisarios por allá, librerías por acá...
Se está convirtiendo en un juego tal, que empiezo a no tener claro si quiero encontrarlo, o continuar la interminable búsqueda por los mercadillos de libros dónde los dedos leen los bordes de las tapas en busca de dos noticias. Los ojos se pierden entre la multitud, Auster lee el de mi izquierda, Habitaciones separadas el otro mientras provoca una sonrisa en mi cara. Montero en un mercadillo de libros de segunda mano. El mundo funciona, sueño por un instante, pero me despierta mi dedo. Se ha posado en Maquiavelo, El principe. Sin apenas percartarme mi dedo lee ya por una de las páginas centrales...
Cualidades del Príncipe
REFLEXIÓN. El otro día estuve viendo Los falsificadores y salí de la sala dándole vueltas a una cuestión, y a casa llegué mareado de pensar.
¿Qué harias?, si estuvieses en un caso de vida o muerte, donde tu vida es lo único que queda, y el acto de sobrevivir es en sí una victoria, y en este momento alguien te dice que puede mejorar tus condiciones a cambio de algo que tú puedes hacer. Lo que te pide hacer servirá para matar a muchos como tú, pero a tí te salvará, si los fabricas. Si no aceptas, tú ya no sirves, estas muerto. Se acabó.
¿Cuál es tu decisión? No pienses mucho, no tienes mucho tiempo para decidir.
Es curioso el círculo vicioso en que se ha convertido la odisea de conseguir un libro en concreto. Quedá lejana aquella tarde en que ví la película de Farenheit 451, pero cercana la escena en que los bomberos sacan los libros a la calle, los van arrojando al suelo por decenas y entonces la imagen centra un título, The moon and sixpence de W.Somerset Maugham. ¿Por qué?. Me informé del libro, es una especie de biografía del pintor Paul Gauguin. Una exposición de la vida y arte del artista francés, uno de los más influyetes en el desarrollo de la pintura moderna, junto a su amigo Van Gogh. Esto hace como un año, desde entonces, Barcelona, Londrés, Madrid, Valladolid, León, emisarios por allá, librerías por acá...
Se está convirtiendo en un juego tal, que empiezo a no tener claro si quiero encontrarlo, o continuar la interminable búsqueda por los mercadillos de libros dónde los dedos leen los bordes de las tapas en busca de dos noticias. Los ojos se pierden entre la multitud, Auster lee el de mi izquierda, Habitaciones separadas el otro mientras provoca una sonrisa en mi cara. Montero en un mercadillo de libros de segunda mano. El mundo funciona, sueño por un instante, pero me despierta mi dedo. Se ha posado en Maquiavelo, El principe. Sin apenas percartarme mi dedo lee ya por una de las páginas centrales...
Cualidades del Príncipe
De ciertas cualidades que el príncipe pudiera tener, incluso me atreveré a decir que si se las tiene y se las observa siempre son perjudiciales, pero sí aparenta tenerlas son útiles; por ejemplo: parecer clemente, leal, humano, íntegro, devoto, y serlo, pero tener el ánimo predispuesto de tal manera que si es necesario no serlo, puedas y sepas adoptar la cualidad contraria.
Suena, cuanto menos, sincero. Para nada maquiavélico ¿verdad?. Añadir a la bolsa.REFLEXIÓN. El otro día estuve viendo Los falsificadores y salí de la sala dándole vueltas a una cuestión, y a casa llegué mareado de pensar.
¿Qué harias?, si estuvieses en un caso de vida o muerte, donde tu vida es lo único que queda, y el acto de sobrevivir es en sí una victoria, y en este momento alguien te dice que puede mejorar tus condiciones a cambio de algo que tú puedes hacer. Lo que te pide hacer servirá para matar a muchos como tú, pero a tí te salvará, si los fabricas. Si no aceptas, tú ya no sirves, estas muerto. Se acabó.
¿Cuál es tu decisión? No pienses mucho, no tienes mucho tiempo para decidir.