viernes, 19 de diciembre de 2008
Agent of Chaos
domingo, 14 de diciembre de 2008
Esos fines de semana que llueve... Vol II
Por supuesto toda ese esplendor y su belleza, no está al alcance de la vista, hay que buscarla, por ejemplo entre la breve fracción de 1/250 segundos, y el leve temblor del pulso que piensa en su destino, mientras apreta un botón, y decide.
Cada vez que llueve recuerdo porque me gusta tanto lo que veo, caen recuerdos de allá dónde me han visto empapado, con una mochila a hombros, con las gafas goteadas y calado hasta los huesos, sonriendo como un idiota con la boca abierta, y olos ojos cerrados. En Madrid ayer llovió como no has visto nunca, como nunca nadie pudo ver, en Tetuán ayer goteaba lenta la decisión que hoy aún moja mis labios de cerveza. Escurridiza.
lunes, 8 de diciembre de 2008
Esos fines de semana que llueve...
Dibujo: Pelu
Foto y retoque: Ander
domingo, 23 de noviembre de 2008
Cojeando por Toledo
Mucha gente piensa que un recuerdo es sólo una imagén, un nombre y una fecha. Se olvidán quizás, porque no saben, tal vez, fotografiar los sabores, los olores, las leyendas, el sonido, Toledo es mazapán, azahar, incienso, es el hombre de Palo, los colores de Zocodover, las farolas encendidas en callejuelas apagadas, el fluir de un Tajo juguetón entre Alcántara y San Martín. Toledo es un lienzo mitad tierra mitad cielo con una pasarela que se abre cada noche, cuando el día cierra y las mil lunas revelan las caras de las almas vagabundeantes camino de la Boite de Garcilaso, en busca de eso que queda también tras el cigarrillo, ceniza y oscuridad.
Toledo es una lamparilla de aceite, ese líquido que tiene dentro, hace que salga luz por las noches.
domingo, 26 de octubre de 2008
malditos animales
poco más que cucarachas quedan
tras la bomba atómica de tus besos.
Explosiones,
capaces de matarme mil veces,
si no me estallan en la boca.
Por eso odio estos bichos, como las hormigas
capaces de sostener diez veces su peso,
como sostiene la memoria al rastro del olvido
cuando sólo queda olor
a decadencia barata
y olvidarte sale caro,
porque no hay billete que arda en la llama de tu ausencia,
ni empapado
en el dulce ron de tus recuerdos.
Ander.
miércoles, 15 de octubre de 2008
wOrKiNg On...
Algo de volátil en los cirros le recordaba su sonrisa. Se pasaba horas mirando al cielo tardes como aquella, oliendo el viento sin rumbo cargado de fragancias otoñales capaz de modificar la silueta almidonada de las nubes o el leve curso de su vida, una vida nómada de emociones, de recuerdos, de amores olvidados que aparecían con caras puestas en el tenue gris, telón de aquel sol en decadencia. [...]
Los estratos, sin saber muy bien porqué, le traían los recuerdos de añorados viajes de su juventud, de los amaneceres acá y los crepúsculos allá, o más allá que importaba en aquel mundo que entonces, le parecía tan pequeño. No sería capaz de explicar que ha cambiado desde entonces, quizás el trabajo, la familia que nunca tuvo, o simplemente la dureza de una vida que sumaba pérdidas a cuentagotas. No contaba con las nuevas almas porque nunca las tuvo, nunca supo lo que era ser padre, ni tan siquiera tío o algo parecido que fuese una figura capaz de ofrecer cariño a alguien. Se había convertido ya en un organismo unicelular que reptaba por la vida y que algún día terminaría por convertirse en un trilobite más, ni siquiera una pieza de museo, simplemente uno más de los que se amontonan en las cajas de los bajos del British museum. La vida por tanto para él sólo significaba derrotas, era la prueba irrefutable de la teoría de la evolución de Darwin, sólo los más fuertes sobrevivirían, y él desde luego, no era uno de ellos. Pero sin embargo, seguía en pie. [...]
La primera vez que intentó tocarla, vio como su mano se desvanecía al contacto con su piel. Había recorrido cada centímetro de su cuerpo, acariciado sus labios, probado su lengua, pero todo se repetía en cuanto ella se quitaba la camiseta y le miraba. El mismo diablo sentía entonces envidia de ellos, les quitaba el control de sí mismos, se apoderaba de sus almas y les hacía los mejores amantes. El parecía un Montesco, soltando sutiles versos, ella se movía como las manos del gran Novecento, acariciando el piano en medio del Atlántico, y la luz de la ciudad les veía besarse con el olor a fósforo diluido tras el humo de un cigarro, difuminado entre los acordes de Django Reinhardt, o una breve excursión por la rue de la Huchette, junto al boulevard de St.Germain, para ver teatro desde la cama. O simplemente, terminar contando una y otra vez los dedos de sus pies.
Pedacito de "Eighteen hundred and froze to death".
martes, 7 de octubre de 2008
Ninfómanos insconstantes.
G.Cabrera Infante.
lunes, 11 de agosto de 2008
Entre meandros, Somosierra y Guadarrama.
martes, 29 de julio de 2008
La aburrida espera de un gondolero.
Lo jodido no es volver, lo dificil es no saber cuando volveras a irte, es mirar atrás y ver ya, los latigazos sangrantes de los recuerdos de los atardeceres buscando la península desde fuera, de los paseos entre muros iluminados en Dubrovnik dónde las farolas de las estrechas callejuelas se balancéan al antojo del viento sureste entrante desde Korkula, opuesto al temido Bora, viajero como su Marco Polo, viajero, distinto en cada rosa, distinto en cada tierra. Cuando volverán los acordes de aquella guitarra, zigzagueantes, entre los soportales penetrados por los ritmos de una balcánica voz desgarrada, de una melancólica canción croata, en un acústico improvisado, para un público selecto y boquiabierto. Tres personas golpeadas por la brisa, que penetra sonora por la costa de Split, y golpea en el paseo, contra las viejas paredes del Palacio de Diocleciano, construido allá por el siglo III d.C.
Pero era de cuento aquél atardecer en Zadar, dónde todo olía a ozono y los músicos corrían de la lluvia de risas envueltas en cerveza, sentados bajo un toldo impermeable a los temas de trabajo y demás frivolidades, que sólo dejó caer la noche y salir el sol para mandar a los camareros a casa antes de salir, después del jefe, del último bar viviente a primera hora del día en la costa de Dalmacia con la nublosa silueta de las islas que envuelven toda la costa más allá de Vodice y de Trogir.
Lo jodido es reir en Mostar y no, decir que te robarón en en el metro de Madrid, o que qué caro es París, lo jodido es no ver parques con niños y columpios y verlos a todos ellos sustituidos por tumbas que rezán, esculpidas a balazos, los dígitos de aquel año maldito. Oigo los balazos en mi cabeza y veo sus ojos, en cuanto cierro los míos.
No todo es tan reluciente por allí como el agua turquesa de Plitvice, dónde los árboles se posán en el fondo con la sutileza de un Tango de Ástor Piazzola, caídos por la erosión de la piedra calcarea provocada por la fuerza de cascadas por dónde fluye el agua tan rápida como los minutos de cualquier hora de cualquier día de la vida. Bosnia no es Croacia, la gente es más fría y la ciudad se viste de negro cuando la plegaria entonada por un moetzín desde el minarete más cercano al puente, resuena puntual para el cuarto rezo, silbando entre los hierros oxidados de un canalón agujereado algún día, por un calibre 5,56 mm que una rata loca inconsciente e inmunda, disparó contra la esquina oeste del puente, matando a Ibrahim, que regresaba corriendo, asustado por el ruido de los disparos a la altura de su casa. Aquél día seguramente, aniquilaron por completo también a su familia. - Don't Forget -, dice ahora allí un cartel, unas letras negras, justo detrás del famélico gato blanco, en el momento en el que disparo mi foto contra el animal asentado sobre sus cuatro extremidades, siempre alerta, cabeza arriba, oteante, silencioso, escudriñando la triste atmósfera de un día grís en el corazón de los Balcanes, como tantos otros fueron.
Kusturica me vino en aquel momento, pero ahora el negro olía a viuda y a felinos desgarrados en una ciudad que llora ausencias a escondidas, entre viajeros sobrecogidos en busca de esa verdad, casi siempre distorsionada por los kilómetros, llamados medios, de esa prueba que la vista siente como se siente una caricia en la espalda, escalofriante, como se siente en la piel la lluvia tormentosa de una tarde veraniega.
Aún nos quedaban los últimos coletazos del viaje, lo que podría ser seguir los pasos de Joyce, sin saberlo. Es decir, atardecer ensimismado mirando al mar entre los arcos agrietados de un anfiteatro lindante a la costa, al sur de Istria, en una pequeña ciudad llamada Pula, donde James fue profesor de inglés algún tiempo, dividido siempre con Trieste, nuestro último destino, al otro lado de la frontera eslocaca, ya en tierra Italiana, dónde todos los barcos atracan, dónde se bebe café bañado en alcohol, en mondas de naranja con clavo incrustado, caliente, y en vaso de champagne abierto, al fondo del golfo, en la ciudad de las mil caras.
La vuelta me mira desde ayer, con ojos tristes y lágrimas de impotencia, la vuelta mira sin ojos y es cruel a veces, siempre, la vuelta sabe a último cigarro, a última canción y a último beso, la vuelta es pirata y oculta tras un parche su reflejo en el retrovisor de un Fiat que parte en dirección opuesta o en el espejo de una tienda del aeropuerto, a la espera de un vuelo que sale con retraso, tarde, mal y nunca.
Ulises nunca debió llegar a Ítaca.
domingo, 13 de julio de 2008
PHE08 Y CÁMARA ABIERTA 2.0: EL LUGAR DEL INTERNAUTA
domingo, 29 de junio de 2008
De Benjamín a Primera.
jueves, 26 de junio de 2008
Joseph Cartaphilus
domingo, 8 de junio de 2008
La noche del cazador un presa que elegir
avería y redención para ponerlo todo en la canción
contarlo todo sin decir cómo pasó
es imposible no entenderlo
algo de autodestrucción
y una pizca de placer
kilos de insatisfacción y una oreja mas que conquistar
alguna mueca una sonrisa de pavor
hemos llegado hasta la puerta
una etapa con dos puertos de montaña el corredor de fondo sabe superar
el contratiempo es juez y parte
el propio tiempo es arte y hasta nos podría ayudar
es imposible no entederlo, lucha en el barro como en una peli,
rocco sigfredi es siempre otro
me contaron una vez
que hoy el lujo en Nueva York, ya no es lo que era ayer
hoy cualquiera podría tener
alguna marca que distinga donde está,
por eso ya nunca sabemos quién es quién cuando es discreto
un aplauso americano
poco a poco va empezando el rock que siempre es lo mejor
el corredor de fondo sabe "el tiempo es sólo una ilusión y algunas veces la jugó"
con más burbujas que un anuncio de champán
hemos llegado hasta la puerta
es imposible no entenderlo ahora ummm ummm ahora ahora ahora
Ivan Ferreiro - Rocco Sigfredi
domingo, 1 de junio de 2008
Atardece en el olimpo.
domingo, 25 de mayo de 2008
Problemas de física, sin resolver.
Yo pensaba que los problemas empezaban
algo así como,
dos trenes que salen al mismo tiempo,
así era en la escuela,
de puntos separados miríadas de kilometros,
y todo iba lento, y la distancia
no importaba.
El primero a 80km/h, el segundo
a un tercio de la velocidad del primero,
¿cuanto tiempo después? ¿dónde?
y ningún, ¿por qué?,
ambos trenes se cruzaron,
y ambos, tú y yo,
éramos los maquinistas.
Me faltan datos para aplicar Newton,
porque la segunda ley universal
se desploma como la manzana,
al ver tus ojos.
Sólo recuerdo que miré durante horas hacia atrás.
"Dinámica de los cuerpos en movimiento",
tema siete, física de primero de carrera,
tu saliste a la pizarra, yo
no entendí la lección,
atendí a tu cuerpo.
Estoy harto de dormirme en clase.
Sueño despertar con alguien
que me mienta cada mañana,
susurrandome
al oido,
mordisqueándome
un te quiero,
y que no desaparezca luego,
envuelta en el humo de una locomotora
que se aleja, y me muerde la oreja
con su insoportable ruido.
sábado, 10 de mayo de 2008
En constru...
los recuerdos que revolotean sobre mi cabeza,
como crueles carroñeras, girando en círculos,
entonando el canto final, y mirándome
constantemente
de la misma forma,
en que aquella tarde la tristeza
con su manto de argutorio,
me miró.
Ya tengo los guantes, para poder agarrarme
al clavo ardiente del olvido,
para pegarme en el ring, con tu memoria,
y salir victorioso, del combate
perdido, de antemano,
por apostar neuronas
en este juego de naipes.
- Nunca lances órdagos -.
Y las botas también, para pisar los cables
y reirme de los electrones, para pisar las puntas
y reirme de la antitetánica, para pisar
y al menos,
no llorar bajo las alfombras
olvidadas en portales,
usadas sólo, cuando llueve,
a la sombra de todas las miradas,
a la esquiva de todas las preguntas.
Me falta el peto amarillo para empezar,
estoy en construcción,
pero no estoy para colores alegres.
jueves, 1 de mayo de 2008
Un poquito de mi vida, ¿por qué no?
sábado, 12 de abril de 2008
Danny Boodmann T.D. Lemon Novecento.
Alessandro Baricco, Novencento. La leyenda del pianista en el océano.
Wim Mertens - 4mains
domingo, 30 de marzo de 2008
La importancia de leer con el dedo.
Cuesta de Moyano.
Madrid.
Es curioso el círculo vicioso en que se ha convertido la odisea de conseguir un libro en concreto. Quedá lejana aquella tarde en que ví la película de Farenheit 451, pero cercana la escena en que los bomberos sacan los libros a la calle, los van arrojando al suelo por decenas y entonces la imagen centra un título, The moon and sixpence de W.Somerset Maugham. ¿Por qué?. Me informé del libro, es una especie de biografía del pintor Paul Gauguin. Una exposición de la vida y arte del artista francés, uno de los más influyetes en el desarrollo de la pintura moderna, junto a su amigo Van Gogh. Esto hace como un año, desde entonces, Barcelona, Londrés, Madrid, Valladolid, León, emisarios por allá, librerías por acá...
Se está convirtiendo en un juego tal, que empiezo a no tener claro si quiero encontrarlo, o continuar la interminable búsqueda por los mercadillos de libros dónde los dedos leen los bordes de las tapas en busca de dos noticias. Los ojos se pierden entre la multitud, Auster lee el de mi izquierda, Habitaciones separadas el otro mientras provoca una sonrisa en mi cara. Montero en un mercadillo de libros de segunda mano. El mundo funciona, sueño por un instante, pero me despierta mi dedo. Se ha posado en Maquiavelo, El principe. Sin apenas percartarme mi dedo lee ya por una de las páginas centrales...
Cualidades del Príncipe
REFLEXIÓN. El otro día estuve viendo Los falsificadores y salí de la sala dándole vueltas a una cuestión, y a casa llegué mareado de pensar.
¿Qué harias?, si estuvieses en un caso de vida o muerte, donde tu vida es lo único que queda, y el acto de sobrevivir es en sí una victoria, y en este momento alguien te dice que puede mejorar tus condiciones a cambio de algo que tú puedes hacer. Lo que te pide hacer servirá para matar a muchos como tú, pero a tí te salvará, si los fabricas. Si no aceptas, tú ya no sirves, estas muerto. Se acabó.
¿Cuál es tu decisión? No pienses mucho, no tienes mucho tiempo para decidir.
jueves, 27 de marzo de 2008
La noche del esperpento.
MAX: Los ultraístas son unos farsantes. El esperpentismo lo ha inventado Goya. Los héroes clásicos han ido a pasearse en el callejón del Gato.
DON LATINO: ¡Estás completamente curda!
MAX: Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada.
DON LATINO: ¡Miau! ¡Te estás contagiando!
MAX: España es una deformación grotesca de la civilización europea.
DON LATINO: ¡Pudiera! Yo me inhibo.
MAX: Las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas.
DON LATINO: Conforme. Pero a mí me divierte mirarme en los espejos de la calle del Gato.
MAX: Y a mí. La deformación deja de serlo cuando está sujeta a una matemática perfecta, Mi estética actual es transformar con matemática de espejo cóncavo las normas clásicas.
DON LATINO: ¿Y dónde está el espejo?
MAX: En el fondo del vaso.
DON LATINO: ¡Eres genial! ¡Me quito el cráneo!
MAX: Latino, deformemos la expresión en el mismo espejo que nos deforma las caras y toda la vida miserable de España.
DON LATINO: Nos mudaremos al callejón del Gato.
domingo, 9 de marzo de 2008
Un día cogí una caja en un supermercado.
viernes, 7 de marzo de 2008
Los electrones huyen...
Dylan Thomas
Bajo la mirada impávida de un sol que agoniza,
al pie de los hierros peregrinos del infinito,
junto al segundo poste, en el tercer anden,
una corriente de eletrones con maletas
nos rodea,
impacientes en su huida, olvidados
como yonkis en la Gran Vía,
donde ningún ojo se atreve a posar,
pero todas las miradas, miran.
Yo trato de esconderte
entre el vaho de un tren recien llegado y el humo,
con que mis besos inundan tus labios
y ocultan tus ojos,
dejándome casi solo,
al amparo de la fría mañana
condenado a quemarme,
al calor de tus juegos.
sábado, 19 de enero de 2008
Sólo, solo.
Romeo and Juliet - The Killers (Dire Straits Cover)
sábado, 12 de enero de 2008
Soliloquio
Se desliza en este mezquino paso de día a día,
A la última sílaba del tiempo testimoniado:
Y todos nuestros ayeres han testimoniado a los tontos
El camino a la muerte polvorienta. Muere, muere vela fugaz!
La vida no es más que una sombra andante jugador deficiente
Que apuntala y realza su hora en el escenario
Y después ya no se escucha más. Es un cuento
Relatado por un idiota, lleno de Ruido y Furia,
Sin ningún significado.
(Este acto contiene los versos que dan lugar a una de las grandes obras de la literatura, "El ruido y la furia" de W.Faulkner, que ha inspirado este post)
domingo, 6 de enero de 2008
...el número dos adormece a las mujeres
Para Luis Cardoza y Aragón
Equivocar el camino
es llegar a la nieve
y llegar a la nieve
es pacer durante veinte siglos las hierbas de los cementerios.
Equivocar el camino
es llegar a la mujer,
la mujer que no teme la luz,
la mujer que mata dos gallos en un segundo,
y luz que no teme a los gallos
y los gallos que no saben cantar sobre la nieve.
Pero si la nieve se equivoca de corazón
puede llegar el viento Austro
y como el aire no hace caso de los gemidos
tendremos que pacer otra vez las hierbas de los cementerios.
Yo vi dos dolorosas espigas de cera
que enterraban un paisaje de volcanes
y vi dos niños locos que empujaban llorando las pupilas de un asesino.
Pero el dos no ha sido nunca un número
porque es una angustia y su sombra,
porque es la guitarra donde el amor se desespera,
porque es la demostración de otro infinito que no es suyo
y es las murallas del muerto
y el castigo de la nueva resurrección sin finales.
Los muertos odian el número dos,
pero el número dos adormece a las mujeres
y como la mujer teme la luz
la luz tiembla delante de los gallos
y los gallos sólo saben volar sobre la nieve
tendremos que pacer sin descanso las hierbas de los cementerios
Federico García Lorca.
10 de enero de 1930. Nueva York.
jueves, 3 de enero de 2008
¿Cuándo fuimos los mejores?
A mi gran amigo César Alonso Merchán, que tanto me dio en vida y tanto me quito con su marcha.
( 5/9/1981 - 25/12/2007, Astorga)
Valga esto como una asquerosa despedida que nunca debió producirse, como un absurdo riachuelo de lágrimas al que cada vez se le suman nuevos afluentes, que no va a parar a ningún sitio, ni tiene un mar que le abrace al llegar a una falsa desembocadura olvidada, desapercibida ante los ojos oscuros del tiempo que marca la ida en tu calendario, pero deja la vuelta abierta, y se atreve a decidir por tí ambas fechas. Todo son repugnantes fechas, como la piel de un sapo, pegajosas y pringosas, al final sólo somos eso, el único epitafio que reza tu tumba son dos malditas fechas, la primera y la última. La única respuesta a la retórica pregunta de "¿cuál es el mejor y el peor día de tu vida?". El tránsito cruel por esta vida es una decadencia continua del ser en el momento en que comprende el transfondo de esta verdad que os confieso. Si no quieres saber lo que esto significa, ahorrate las próximas lineas.
Podríamos hablar del existencialismo ateo de Jean Paul Sartre, o remitirnos al pensamiento agnóstico de Albert Camus, pero como estas reflexiones no están a su altura, trazaré mi respuesta según la mente cansada de un alma vieja y frágil que transcurre por la vida bajo la capa de un alter ego sonriente y en ocasiones frustrado dicharachero. Haciendo un esbozo a vuelapluma de las últimas enseñanzas de esta absurda vida, podríamos decir que somos sustancias sin fecha de caducidad exacta, somos pues, almas de consumir-preferentemente antes-de-tal-día, ángeles caidos castigados a vivir sin alas y condenados a volver al cielo, jóvenes exploradores que como Ícaro caemos al mar cuando queremos tocar el sol, ante la perturbada mirada de quien nos acompaña. El sol derrite las alas, y como decía Más allá del olvido, su luz también borra las sombras, las difumina y las olvida. Qué ocurre cuando eres consciente de que el mejor día de tu vida fue el de tu nacimiento, como decía L.M.Panero, en la infancia se vive, el resto se sobrevive, cuando te das cuenta de que pasó, se fue, voló y ni siquiera te enteraste de lo mejor.
Qué ocurre cuando comprendes el final de la frase, cuando entiendes lo que realmente encierra decir que el peor día de tu vida es el de tu muerte. Significa que cada uno de nosotros es como la luz de un sueño que diría Montero, que no raya en el mundo pero existe, aunque Google se empeñe en decir lo contrario cuando tecleas tu nombre. Ese que algunos se piensan, todo lo sabe. Para los amantes de las estadísticas, si tecleo en el buscador God, hay 506.000.000 links, si tecleo Google, 1.470.000.000 links. ¿Podría haber algo más importante en la vida que Dios y Google?. Has probado a teclear Me. Quizás debamos poner cada día un YO gigantesco en la pizarra de los sueños, conscientes ya, de que no serás actor en el peor día de tu vida, lo será tu sombra. Quizás la vida me deje inacabada esta armadura oxidada de latón pesado, forjada con cada golpe del destino, doblada en lances pasados y presentes, que trata de mantener mis sentimientos apartados del mundo que los vandidos atacan con besos y poco más, pocas más armas utilizan, pocas más cosas achatan mi coraza. Acá, esperando, que la vida termine su trabajo y me prohiba también sonreir y llorar, allá, luchando cada día para que no me venza, entrenando cada combate con la risa y el llanto para que no caiga el olvido a aplastar los sentimientos. Temeroso, muy consciente de que la vida, siempre termina su trabajo.
César, quizás sólo se trata de que no estas aquí...
Y a mí, ya que prefiero escoger mis derrotas,
quiero que me recuerdes derrotado,
como quien algo espera
más allá de los tiempos y los hechos.
Quizás porque haga falta haberlo presagiado
o porque, en todo caso, nadie sabe
dónde acaban los sueños.