Cuando se acerca el fin, ya no quedan imágenes del recuerdo, sólo quedan palabras. Sugerente empezar, ¿ verdad ?. No es mío, es de Borges. Curioso cuando te encuentras sacando fotos borrosas por las calles de Madrid, y acabas en La casa encendida, que es además de un céntrico reducto el título de una obra de Luis Rosales, leyendo frases colgadas en sus paredes, que cobran luz al atardecer y te envuelven, si se puede más aún, en una cálida atmósfera deimágenes-delibros-defrases, de encontrarse sin quedar, de darle al Zoom, trescientos milimetros, enfocar, y fotografiar los sonidos afro-rioplatenses de un candombe en pleno San Telmo, de pensar en Tanger, en el Praha de Kafka, en el reflejo de su obra en El ángel exterminador de Buñuel, o en el lento transcurrir de la horas, en pleno desierto de los Tártaros, esperando a que la nada, resuelva una situación absurda, y la nada no llega, pero tu sabes que algún día, llegará. La nada es lo único que se salva de la hoguera de San Juan. Puede arder aquella postal con su dedo señalando mis ojos, con mis ojos señalando sus labios, aquella que terminó sacada por dos manos de dos cuerpos que eran uno, aunque la foto saco dos, y venía con sello de un país dónde a veces, sale el sol durante el día. Ardería el libro de poemas inacabados, ardería hasta Paul Éluard incluso, Cartaphilus, el gran Max Estrella, arderían las anotaciones de Harry Haller o las cenizas de Juana de Arco, y ni tápado por veintemil copias de El codigo Da Vinci se libraría de arder Pedro Páramo si alguien cometiera la injusticia de arrojarlo al fuego del olvido con la compañía de tan triste lacayo. ¿Has visto arder a la nada?. No lo creo, la nada no arde, sólo aparece con ojos tristes tras árboles derribados o desliza sus dedos, uno a uno, por entre las rendijas de una alcantarilla, minutos después de la tormenta, cuando las colillas se acumulan atascando el agua, que se vuelve sucia y triste, del mismísimo color de los recuerdos. La nada existe, claro que sí, podríamos probarlo por Reductio ad absurdum, recurrir a las matemárticas, sacar el teorema, el corolario, la conjetura, la demostración, publicarla, leerla, entenderla, bueno..eso no, pero lo que quiero decir es que no se puede probar, no se trata de eso, no se descubre, te descubre ella a ti y ese día, estarás solo. Pero no te equivoques, la nada también esta llena de frases increibles, de frasés que son por si solas libros enteros que esconden palabras tras cada una de sus letras, que muestran comodines marcados, que ofrecen pistas, sobre la descomposición porcentual exacta de 100mg de Vida. La vida, es como el Todo que en pequeñas dosis ayuda a combatir a la Nada pero, también, esta hecha de sustancias indefinidas que se van degradando como el chicle. La propia existencia no es más que una goma de mascar que hay que terminar escupiendo. Sugerente terminar, ¿ verdad ?. No es mío, es de Martínez Oria.
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